Galia Dvorak, palista española en Tokyo 2020: "El silencio por la falta de público te saca del partido"

  • Reconoce que estos JJ.OO. serán diferentes pero confía en sus opciones: "Son una competición diferente, donde la magia ocurre"

  • La siete veces campeona de España seguirá los consejos de sus padres, exjugadores soviéticos: "Me dicen que haga teatro"

  • Alza la voz por la igualdad desde los despachos: "Hay muchas chicas que ni se lo plantean porque es un mundo de hombres"

En Mataró la conocen como ‘la del ping-pong’, como ella misma reconoce en sus redes sociales, aunque su nombre ya está escrito en letras de oro en la historia del deporte español. Galia Dvorak (Kiev, 1988) es una de las representantes de nuestro país en Tokyo 2020, los Juegos Olímpicos atrasados por la pandemia. Es su cuarta cita olímpica y la suya es la continuación del legado de sus padres, dos importantes palistas soviéticos cuyos consejos tratará de aplicar en Japón.

Llegó a España con apenas dos años, cuando su padre fichó por un equipo de Granada. La carrera del matrimonio llevó a Galia por ciudades españolas como Valladolid y Terrassa, hasta llegar a Mataró, donde fichó por el primer equipo, actualmente entrenado por la madre de la deportista.

Siete veces campeona de España (la última vez, este junio en Antequera), sujeta la pala con una mano mientras alza la otra para dar voz a los atletas en el comité ejecutivo de la Unión Europea de tenis de mesa. También para avanzar en la igualdad de género desde unos despachos en los que seguirá cuando ponga fin a su carrera, momento al que no pone fecha.

Galia atiende a este diario tras ser recibida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los reyes Felipe VI y Letizia, y justo antes de volar a Tokio este sábado 17 de julio. Unos juegos que reconoce que van a ser diferentes, también por la falta de público: "El silencio te saca del partido, te hace pensar que es un entrenamiento"

Pregunta: ¿Cómo ha ido la visita al presidente y a los reyes?

Respuesta: Muy bien, ha sido un día interesante, diferente. Con Pedro hablamos poco, pero con el rey mucho. Estos actos institucionales nos permiten hacerlo y él ya me había dicho alguna vez que le gusta el tenis de mesa y hablamos de ello; también de los Juegos Olímpicos. Estuvimos un buen rato.

P: Tus padres son Flora y Vladimir, dos buenos palistas de la antigua Unión Soviética y te introdujeron en este deporte. ¿Qué recuerdas de aquellos primeros entrenamientos?

R: Empecé con seis o siete años, cuando vivíamos en Terrassa y ellos aún eran jugadores en activo. En nuestra cultura, no hacemos deporte por salud, sino para ser buenos y ellos eran muy exigentes. A mí no me gustaba entrenar, pero me daban pequeños 'sobornos', como comprarme alguna chocolatina. Pero siempre he sido competitiva y quería llegar a ser muy buena, incluso campeona del mundo. Hasta que no pasaron los años, no entendí que, para conseguirlo, hace falta entrenar.

En nuestra cultura, no hacemos deporte por salud, sino para ser buenos. Siempre he sido competitiva.

P: No fue un flechazo precisamente…

R: No, sino que me fui enamorando poco a poco de este deporte. Incluso a mí me gustaba la gimnasia, pero mis padres me decían un 'no' rotundo.

P: Y resultó. Acabas de ganar tu séptimo campeonato de España. ¿Dónde está tu límite?

R: Montserrat Sanahuja tiene ocho oros y Carlos Machado, once. No quiero superar solo el récord en modalidad femenina, sino que yo quiero batir el absoluto. No sé si lo conseguiré, porque también dependo del nivel de las demás, porque hay chicas jóvenes que están entrenando mucho y muy bien.

P: Un oro que has ganado batiendo a una jovencísima Sofía-Xuan Zhang, de 21 años. ¿Es la joven promesa del tenis de mesa?

R: Nos conocemos muchísimo y somos amigas. Su nivel es muy alto y la última vez que jugamos me ganó, pero no estuvo a su mejor nivel en la final por lo que supone estar en una final. Es muy lista y, si quiere, puede llegar muy lejos.

Dependo mucho del sorteo, pero los juegos son una competición diferente, donde la magia ocurre.

P: Quizá te debas enfrentar a alguna rival china en Tokio. Al ser la gran referencia mundial en el tenis de mesa, ¿te gustaría evitarlas o te motivaría?

R: Pregunta difícil... [se lo piensa] yo creo que las dos cosas. Es mejor evitarlas si quieres llegar lejos, pero siempre es un honor jugar contra ellas. Es muy difícil ganarles, son las mejores, van para jugarse el oro. Tendría sentimientos encontrados, pero ¡qué mejor que jugar en unos juegos contra ellas!

P: Estos van a ser unos JJ.OO. diferentes: se juegan un año más tarde, sin público, muchos deportistas son 'baja' por la pandemia…

R: Hay muchos motivos por los que no van a ser iguales que otros. Pero también van a ser especiales porque, si normalmente esperas cuatro años para la cita olímpica, ¡esta vez hemos esperado cinco! Va a ser duro pero muy emotivo y más en esta situación, en que la pandemia todavía no ha acabado.

P: ¿La falta de público juega a tu favor o en tu contra?

R: Va a ser una pena, imagínate unos juegos en Japón público, cuando allí el tenis de mesa es muy importante. Será más difícil porque es un silencio al que no estás acostumbrado. Cuando compites, tu objetivo es concentrarte en jugar, pero te vienen pensamientos que te descolocan sobre la rival, el árbitro, sobre ti misma… y también sobre el público. Y ese silencio te saca del partido y te hace pensar “esto parece un entreno”.

P: ¿Qué diferencia a la Galia de los juegos de Pekín, en tu debut en 2008, de la Galia de Tokio?

R: La madurez. La de Pekín no tenía ni idea de lo que le esperaba y estaba muy contenta con la lotería que le había tocado al ir. Ahora, ha trabajado muy duro para repetir la experiencia y para conseguir algo grande. Sé que hay jugadoras teóricamente superiores a las que puedo ganar por mi juego, y otras que son muy duras y que es improbable que les gane. Dependo mucho del sorteo, pero los juegos son una competición diferente, donde la magia ocurre.

P: ¿Qué consejo de tus padres vas a intentar poner en práctica en Tokio?

R: Que haga teatro. Ellos insisten en que confíe en mí y en mis posibilidades, porque pienso que mis rivales son muy buenas y me hago pequeña, pero me tengo que crecer. Y eso pasa por hacer teatro para intentar empequeñecer a mi contrincante.

"Hay chicas que ni se plantean el tenis de mesa porque es un mundo de hombres"

P: Como deportista, tienes un pie en la pista y otro en los despachos, como miembro del comité ejecutivo de la federación europea de tenis de mesa, encargada de representar a los atletas y de promover la igualdad de género. ¿Cómo ha afectado la desigualdad de género en tu carrera?

R: Pues, precisamente, al no darme cuenta hasta hace poco que puedo seguir haciendo carrera en puestos de dirección. En el tenis de mesa de alto nivel, hay bastante igualdad aparente: hay el mismo número de hombres que de mujeres, cobramos lo mismo, etc. Pero, si rascas bien, te das cuenta de que todos los entrenadores son hombres, de que los patrocinadores no pagan lo mismo a ellos que a nosotras y de que no hay mujeres en los despachos. Y, a nivel aficionado, el 80 % de los jugadores son hombres.

P: ¿Cómo revertirlo?

R: Con pedagogía, señalando el problema. Antes parecía que no había interés en cambiarlo y ahora se ha visto que no debe ser así. Este primer paso ya está dado, pero ahora hay que visibilizarlo y crear referentes. Hay muchas chicas que ni se plantean empezar en el tenis de mesa porque es un mundo de hombres. Incluso yo misma cogí un catálogo deportivo cuando era pequeña y, al ver que la mayoría de modelos eran hombres, pensé que esto no era para mí.

P: En el canal de Youtube Ping Ponged TV

R: [Ríe] Todavía no, pero porque hago muchas cosas. Lo que empezó como una broma durante el confinamiento sin tener ni idea de cómo editar un vídeo ni de cómo funcionaba esto, nos ha llevado a currárnoslo, a pensar los temas que queremos hacer, a grabarlos y a subirlos nosotras mismas… Lo hacemos todo nosotras y ahora estamos monetizando el canal, pero sí, nuestro objetivo es considerarnos 'youtubers' algún día.