Un marcapasos y un desfribilador sin cables: el dispositivo para pacientes con riesgo de muerte súbita
El dispositivo permite comunicar al marcapasos y al desfibrilador subcutáneo de manera inalámbrica, evitando cables intravenosos
El Hospital Clínic de Barcelona ha participado en el estudio y ha tratado a 20 de los 162 pacientes del ensayo
Este estudio "cambiará el paradigma de tratamiento de los pacientes"
El Hospital Clínic de Barcelona ha participado en un estudio internacional que ha demostrado la eficacia y seguridad de un nuevo dispositivo sin cables y poco invasivo para pacientes con riesgo de muerte súbita.
El sistema inalámbrico incorpora un marcapasos y un desfibrilador subcutáneo, que permite evitar las complicaciones derivadas de los cables intravenosos, como la rotura o las infecciones.
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El estudio publicado en el New England Journal of Medicine ha investigado la efectividad de un nuevo dispositivo modular, con un ensayo llevado a cabo en 162 pacientes, de los que 20 fueron tratados en el Hospital Clínic de Barcelona, con un seguimiento de seis meses.
“Este estudio tendrá importantes implicaciones clínicas. Cambiará el paradigma de tratamiento de los pacientes con arritmias ventriculares y riesgo de muerte súbita, ya que se podrán beneficiar de ambos tipos de estimulación evitando las complicaciones debidas a los sistemas con cables”, explica el Dr. Lluís Mont, jefe de la Unidad de Fibrilación Auricular y del grupo Biopatología y tratamiento de las arritmias cardíacas del IDIBAPS.
El infarto que sufrió Daniel
El estudio ha demostrado que este nuevo sistema sin cables formado por ambos dispositivos no tuvo problemas de comunicación, y que el marcapasos, que se coloca dentro de una vena, y el desfibrilador, bajo la piel, funcionaron de forma eficaz y sin complicaciones.
Esta novedad está indicada para pacientes que han sobrevivido a un infarto y tienen riesgo de padecer muerte súbita por fallo cardíaco. Es el caso de Daniel, un trabajador de la construcción que sobrevivió a un grave infarto a sus 48 años tras un mes sufriendo micro ataques sin tratarse al pensar que tenía ansiedad.
Un día, Daniel estuvo tres horas aguantando el infarto hasta que no pudo más y fue al hospital, donde perdió el conocimiento. Se despertó al día siguiente y su corazón quedó dañado. Dos años más tarde, el hombre tiene el 31% de función cardíaca y no se lo pensó cuando le ofrecieron ponerse este dispositivo experimental.
Desde entonces, Daniel no ha vuelto a tener ningún susto, pero está tranquilo porque sabe que si su corazón falla, el marcapasos avisará al desfibrilador para que actúe a tiempo.
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