La Universidad de Barcelona (UB) ha modificado su código ético para incorporar como "mala praxis profesional" las relaciones sexoafectivas entre el personal docente e investigador (PDI) y el alumnado.
La modificación, propuesta por la Dirección de la Unidad de Igualdad de la UB y fundamentada en el Protocolo guía de ámbito universitario de la Generalitat de Cataluña, pretende "velar por la integridad de la interacción profesorado-alumnado y prevenir y reparar con debida diligencia posibles situaciones de violencia machista, acoso sexual u otros supuestos".
El artículo 6.4 bis considera este tipo de relaciones "en todos casos, claramente asimétricas, con un evidente componente de superioridad del primer colectivo frente al segundo".
De este modo, la institución educativa establece que las relaciones entre profesorado y alumnado son contrarias al código ético para "evitar situaciones de abuso y/o de conflicto de interés en el proceso de evaluación y supervisión".
En 2018, la Universidad de Barcelona fue líder en la aprobación de un código ético aplicable a toda la comunidad universitaria. Tres años después, la institución creó dos mecanismos para garantizar la integridad institucional y el despliegue efectivo de este código: el Buzón ético y el Comité de Ética.
Dimisión del vicerrector por presuntos mensajes sexuales
Esta modificación del código ético llega meses después de que el entonces vicerrector de Comunicación Relaciones Institucionales y Política Lingüística de la Universitat de Barcelona (UB), Jordi Matas, renunciase a su cargo, que ocupaba desde 2021, para emprender acciones legales "sin limitaciones institucionales" por la publicación de presuntos mensajes sexuales con una alumna de 2016.
Una estudiante denunció internamente en marzo de 2017 que recibía mensajes de acoso por parte de Matas después que este asumiera la tutoría de su Trabajo de Fin de Grado, aunque la universidad explica que el propio centro ya resolvió el caso.
La universidad argumentó que ya analizó los hechos años atrás y que, aunque es legítimo hacer valoraciones, "lo que no es factible es asumir como cierto que los trabajos de aquellos momentos sobre los hechos den como consecuencia una resolución fallida que haya que reabrir".
El caso fue juzgado por una comisión integrada por tres hombres y fue desestimado, por lo que quedó archivado. Años más tarde, con la publicación de los mensajes subidos de tono del que era vicerrector universitario, la presión de más de cien profesores de la UB fue esencial para que renunciase a su cargo.
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