El Ayuntamiento de Barcelona ha averiguado los hábitos ambientales, de generación de residuos y de salud de los vecinos gracias a un análisis de aguas residuales, que ha detectado una mayor concentración de café, cigarrillos y alcohol en el barrio de Poble Nou, mientras que en Sant Gervasi se ha encontrado más genes de resistencia a antibióticos.
Los análisis se han desarrollado en tres barrios de la ciudad como Sant Gervasi, el Carmel y el Poblenou- mediante estaciones de monitoreo instaladas en tres puntos del alcantarillado.
Estas estaciones medidoras, que han estado operativas durante un año, han permitido cuantificar el volumen de aguas residuales y hacer un seguimiento de sus características en tiempo real mediante sensores de calidad, obteniendo muestras de agua representativas de una comunidad concreta.
En el caso del barrio del Carmel, que es la zona más residencial de los tres barrios analizados, ha generado volúmenes de agua residual cercanos a los 109 litros por habitante al día. Asimismo, es la comunidad donde se observa una menor presencia de plastificantes, parabenos y filtros solares UV.
Por su parte, el Poblenou, ha plasmado ser una de las zonas con más actividades comerciales y de restauración de la capital catalana, con una mayor generación de aguas residuales y mayores consumos per cápita de café, alcohol y cigarrillos.
Por último, el estudio ha detectado en Sant Gervasi la mayor presencia de genes de resistencia a antibióticos, aunque no se ha podido correlacionar con un mayor consumo de antibióticos.
En el caso de la circulación del virus SARS-CoV-2, en las tres comunidades ha sido igual. Los picos de casos clínicos diagnosticados han coincidido con los niveles de coronavirus en las aguas residuales.
A partir de los resultados obtenidos, el consistorio ha trabajado una campaña de sensibilización para concienciar sobre la utilidad de las aguas residuales y generar información para la ciudadanía.
Esta campaña pretende poner en conocimiento las problemáticas en el alcantarillado y el medio ambiente causadas por prácticas domésticas y que conllevan malos olores, o bloqueos debidos a toallitas, grasas u otros residuos impropios que se vierten por el lavabo o por la cocina.
Los datos obtenidos también servirán para gestionar mejor el ciclo urbano del agua, tomar decisiones informadas respecto a la gestión en mantenimiento de infraestructuras, o estudiar la prevalencia de la covid-19 en los barrios de Barcelona.
El estudio, iniciado en 2019, ha tenido una duración total de cuatro años y ha contado con un presupuesto de 5,8 millones de euros.
Los resultados se han presentado en el marco del Smart City Expo World Congress, que se celebra esta semana en Barcelona, centrado en innovaciones tecnológicas urbanas y ciudades inteligentes.
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