Centenares de turistas del Reino Unido e Irlanda han resultado infectados por un parásito intestinal tras disfrutar de sus vacaciones en España. Especialmente en Salou (Tarragona), uno de los focos de contagio del Cryptosporidium, que provoca diarreas.
Las autoridades sanitarias de ambos países han incrementado las precauciones tras el aumento de casos de un parásito que vive en el suelo, los alimentos y el agua.
En el caso de Irlanda, las autoridades sanitarias han registrado 656 casos de criptosporidiosis en lo que va de año, con un notable aumento desde finales de agosto, incluyendo 37 casos confirmados asociados a antecedentes de viaje a Salou.
Por su parte, Inglaterra también ha notificado un aumento de afectados, con 394 casos en agosto. Entre ellos, 96 turistas que viajaron a España.
"Sin embargo, no hay suficientes conglomerados de casos significativos asociados a piscinas o parques acuáticos como para que esto explique por sí solo el gran aumento", indica el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC),
También se han observado aumentos inusuales en los informes de laboratorio de casos de criptosporidiosis en Luxemburgo y los Países Bajos en septiembre de 2023.
Es una infección intestinal causada por un parásito protozoo Cryptosporidium. En los seres humanos, la infección puede ser asintomática; sin embargo, las personas sanas suelen desarrollar diarrea que se resuelve espontáneamente en un par de semanas.
Por el contrario, los pacientes con sistema inmunológico deteriorado pueden desarrollar diarrea acuosa profusa, potencialmente mortal y que es muy difícil de tratar con los medicamentos disponibles actualmente, según el ECDC.
La transmisión es fecal-oral, por contacto directo con personas o animales infectados o a través de agua y alimentos contaminados. Los quistes de Cryptosporidium pueden sobrevivir durante meses en suelo húmedo o agua y sobrevivir en condiciones ambientales adversas durante períodos prolongados.
De momento, se han notificado brotes en hospitales, guarderías, hogares, entre personas que comen los mismos alimentos o que realizan actividades acuáticas recreativas en lagos y piscinas, y en municipios con suministros públicos de agua contaminados.
Los sistemas de distribución de agua son particularmente vulnerables a la contaminación con Cryptosporidium, que puede sobrevivir a la mayoría de los procedimientos de desinfección, como con el cloro.