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El Ayuntamiento de Barcelona ha instalado diez papeleras que compactan los residuos automáticamente a través de energía solar y que permiten aumentar hasta cinco veces el volumen de recogida de una papelera estándar.
Están pensadas para espacios con muchos usos y afluencia, que permitirá al consistorio reducir la frecuencia de recogida. Tienen un diseño hermético que evita que los animales puedan hurgar y evita que se propaguen los malos olores. Además, los recipientes disponen de un sistema que avisa a los servicios de limpieza cuando la papelera se acerca a su capacidad máxima.
"También se convierten en unas papeleras más sostenibles porque reducen la frecuencia de recogida y, por tanto, la movilización de vehículos destinados a esta tarea y porque funcionan con tecnología solar", explican desde el Ayuntamiento sobre una tipología de papeleras que tienen una vida útil de más de 10 años.
Las nuevas unidades estarán situadas en la plaza Comercial, en la calle de Valldonzella con Joaquin Costa, en la plaza de Sant Miquel, en la Rambla junto a plaza Catalunya (dos unidades), en la Rambla tramo final (dos unidades), en la plaza de la Catedral, en la plaza de Vicenç Martorell con Ramalleres y en la plaza del Mar.
La introducción de este nuevo modelo se enmarca en el Plan Dirección que realiza en el distrito de Ciutat Vella un cambio de elementos para mejorar el estado de los buzones de recogida neumática y de las papeleras. En total se están cambiando 221 buzones de recogida neumática y la totalidad de papeleras, 1.504 unidades.
La sustitución permite la homogeneización de los modelos de papelera. Se retiran las papeleras de menor capacidad, las menores de 70 litros y las dobles de 140 litros.
Otra de las pruebas pilotos que ha puesto en marcha el consistorio catalán son las papeleras 'antigaviotas' para evitar que estas aves puedan vaciarlas y verter los residuos en el suelo.
Estos recipientes tendrán una apertura lateral. "En las montañas tenemos jabalíes y en la ciudad también pájaros y gaviotas, que causan también muchos perjuicios", explicó el concejal del distrito de Ciutat Vella, Albert Batlle.