La Familia del Alma, la secta que abdujo en Tarragona a dos hermanos "poseídos por el demonio" tras sufrir rupturas sentimentales

La secta de rituales chamánicos 'La Familia del Alma' ha causado estragos a un centenar de familias al abducir a sus seres queridos, bajo el pretexto de ser un grupo de psicoterapia convencional. Un calvario que una madre en Tarragona ha vivido por partida doble, al sufrir el "peor palo" de su vida, después de ver a sus dos hijos "poseídos por el demonio".

'CPP', iniciales para guardar el anonimato de la afectada, ha sufrido en primera persona la impotencia de ver a sus dos pupilos a punto de "estrellarse y perder su vida". Sin embargo, su esfuerzo por salvarles ha sido esencial para que la Guardia Civil desarticulase la secta, instalada en un chalet de Pobla Tornesa (Castellón).

"Mis hijos sufrieron rupturas sentimentales y estaban totalmente destrozados". Un duelo que quisieron lidiar con un terapeuta, pero esta ayuda se convirtió en su peor desgracia al perder el rumbo de sus vidas por culpa de los supuestos profesionales sanitarios, que se hacían pasar por un grupo de terapia.

Desde prácticas de rituales chamánicos con consumo de drogas, mezcal y sustancias alucinógenas a desnudos colectivos o talleres relacionados con los chakras y terapias sexuales. Actos que a veces se realizaban en contra de la voluntad de las víctimas tras anularles y en ocasiones filmados por los responsables en la vivienda de Pobla Tornesa, donde además se habrían producido presuntamente varios abusos sexuales.

"Somos una familia muy cercana, hablaba todos los días con ellos, nos veíamos muchísimo. Siempre estábamos juntos y durante este tiempo notaba distancia", recuerda la madre afectada, quien averiguó gracias a una conocida de su hijo dónde estaban metidos. "Me contó que era una secta que les había manipulado".

Desde aquel momento, 'CPP' empezó a indagar para socorrer a sus hijos, por lo que intentó convencer a las personas que habían logrado salir de la secta para que denunciasen los hechos.

"Me costó muchísimo. Lo entiendo, seguramente había miedo y amenazas, pero alguien lo tenía que hacer. Nos acercamos a la Guardia Civil de Tarragona, que fue nuestra salvación. Gracias a ellos hemos podido recuperarles", añade la madre, quien logró que los agentes iniciasen la investigación, que acabó con la detención de tres personas que integraban la cúpula de la organización, entre ellas la que se hacía llamar maestra y su marido.

Todas las víctimas habían sido captadas a través de personas de confianza de los líderes, siendo el objetivo prioritario jóvenes en situación de vulnerabilidad emocional y en búsqueda de soluciones a sus problemas. Las edades de captación e iniciación en las terapias oscilaban alrededor de los 20 años en la mayoría de los casos, todas con un bajo estado anímico por problemas personales o emocionales.

De hecho, algunas de ellas han estado inmersas en el colectivo durante más de 15 años, quienes se habrían incluso iniciado cuando aún eran menores de edad. "Mis hijos nunca habían fumado o consumido drogas. Eran deportistas, chicos estudiosos con una buena base. Todos estamos expuestos a que nos pase".

La situación de las víctimas facilitaba a la maestra su manipulación mediante el uso de diferentes técnicas de control, persuasión, dependencia emocional y separación afectiva de su entorno más cercano con el objeto de ser separados de ellos e integrados en la ‘Familia del Alma’.

"Ahora ya son mis niños. Son conscientes que actuaron mal, pero estaban poseídos por el demonio, se les tiene que llamar así a esta gente". Ahora, los dos hermanos están "bien", recuperándose "poco a poco" y arrepentidos de "muchas cosas". "Les coge el bajón y piden perdón, pero no hay nada que perdonar. Me podría pasar a mí y a cualquier persona. Estaban abducidos. Tenía miedo de perderlos", culmina la madre.

Terapias y pagos

La líder impartía las terapias a los afectados a cambio de abonar elevadas cantidades de dinero, y según aumentaba la fidelidad y dependencia emocional de las víctimas, aumentaba el precio de dichas terapias. Los pagos se realizaban mediante métodos que permitieran ocultar la detección de estas actividades a las autoridades.

Las víctimas están ubicadas mayoritariamente en las provincias de Tarragona, Castellón y Barcelona y rondarían el centenar en base a las que han presentado denuncia y otras que ya han podido ser plenamente identificadas a lo largo del prolongado periodo de actividad de este grupo.

Los responsables de la secta llegaron a realizar pruebas de confianza a los adeptos más devotos donde se les exigió el pago de más de 10.000 euros bajo la promesa de acceder al círculo más cercano de la maestra y, si se negaban, se les amenazaba con ser repudiados por el resto de personas del único lugar del que ahora formaban parte tras su separación del resto de su entorno social.

También existía un grupo más exclusivo y con una mayor relevancia en la jerarquía de la secta conocido como “el Círculo” o “los Veteranos”, formado por varias personas, algunas de las cuales llevarían más de 15 años inmersas en ese colectivo, y sobre a los que a su vez se desvelaban intimidades y datos personales del resto de miembros para que pudieran ejercer influencia sobre ellos.