Echar a unos okupas gracias a la presión vecinal es lo que ha ocurrido este lunes en Sant Boi de Llobregat (Barcelona), donde la protesta del vecindario del barrio de Marianao ha sido determinante para desalojarles de un domicilio al que accedieron de forma ilegal el día anterior.
Los vecinos de los inmuebles colindantes detectaron de inmediato la okupación y avisaron al hermano del propietario, al vivir este en Estados Unidos. "Los Mossos d'Esquadra me dijeron que era problemático desalojarlos la misma noche al ser una pareja con dos niños pequeños". Por ello, la situación se tensó a la mañana siguiente.
"Esta gente no quería salir", reconoce el familiar afectado. Sin embargo, el apoyo de los habitantes de Sant Boi fue determinante para que los propios okupas saliesen por su propio pie, después de concentrarse durante horas en la finca afectada.
"Han hecho un poco de jaleo y han abandonado la casa. La Policía Local y los Mossos d’Esquadra han actuado perfecto dentro de las posibilidades que tienen. Pero el 90% es gracias a los vecinos. Es un tema que se tiene que luchar desde la calle porque las Administraciones no pueden hacer más", afirma el hermano del propietario, que tiene vídeos de al menos siete personas bañándose en la piscina y comiendo en el interior.
La casa estaba vacía desde el 31 de julio, cuando venció el alquiler de los últimos inquilinos. "Estábamos en proceso de volver a alquilarla o venderla. Ahora esto es como haber conquistado el castillo. Mi hermano se sentía impotente desde Estados Unidos. No sabía qué hacer y ya tenía el pensamiento de cuánto tiempo podrían estar los okupas".
Un triunfo para el vecindario, que vio con sus propios ojos cómo los okupas abandonaban el domicilio y llenaban una furgoneta con sus pertenencias tras mediar con la policía. "Esta casa tenía alarma y no ha funcionado. Estaba destrozada y no sonó cuando entraron. La colocas para que suene cuando entran ladrones, no cuando entras sin querer o cuando pasa un pájaro o un perro", critica el familiar.
En el barrio de Marianao, muchos de sus habitantes tienen un cartel en sus entradas para alertar de la organización de vecinos que previenen robos, okupaciones o cualquier otro susto.
"Nos da miedo hasta salir de vacaciones por dejar la casa sola y esto no debería ser así. Empezaron los robos en verano del año pasado, empezamos a colgar carteles y estamos en contacto con la policía. Es la única manera para poderlos evadir de esta zona", lamenta una de las vecinas.
Un sobresalto que se queda en un susto, por lo que su propietario y familia dan las gracias a todos los que les ayudaron para lograr una solución rápida frente a la okupación. "Cuando una comunidad de gente se mueve y se organiza es la solución más práctica y eficaz, aunque no debería ser así". Por ello, piden más refuerzo policial y patrullas para que no tengan que estar "siempre" a pie de cañón cuando ocurre cualquier infortunio por la zona.