"Empecé a dibujar de pequeña, como todos, pero no paré", cuenta Luci Gutiérrez, sobre sus primeros pasos en el mundo de la ilustración. A sus 46 años, esta catalana ha ganado el Premio Nacional de Ilustración, "por su brillante discurso que conjuga la excelencia gráfica con el aporte de ideas, destacando la elegancia y el humor inteligente, así como su compromiso social", entre muchos otros halagos que subrayó el jurado.
"Ya me gustaría, me parece muy bonito que se diga eso", sonríe Gutiérrez al recordar las palabras con las que se dio a conocer el galardón el pasado 29 de junio.
Esta catalana que, mientras estudiaba el bachillerato artístico llegó a pensar que el dibujo no se le daba bien "porque no tenía demasiada habilidad por el dibujo más naturalista", ahora ilustra en algunas de las páginas más leídas en el mundo, como The New York Times o The New Yorker.
Tras empezar a trabajar en Cataluña, descubrió Nueva York en un viaje en el que se terminó quedando cinco meses que le permitieron contactar con uno de los directores de arte de The New York Times: "Le escribí y le pregunté si le iba bien que me pasara por su oficina para enseñarle mi trabajo". Y le gustó.
A partir de ahí, dice que fue tan fácil como que "una vez publicas, los otros directores de arte ven tu trabajo y todo va rodando sólo", sin quitarle el mérito a su agente, que le ayuda a encontrar trabajos y negociar las condiciones.
Incide en que para ella es complicado definir su propio estilo, aunque "diría que uso mucho el sentido del humor, la ironía, y empleo los mínimos recursos para expresar lo que quiero explicar".
Sobre si misma, Luci se describe como ilustradora, no dibujante, porque su trabajo se basa en "explicar a través de la imagen" y cuenta que lo que más le "interesa es el concepto".
"La ilustración aporta algo más de lo que dice el texto, no solo es decorativa, contribuye a sugerir otro punto de vista", reivindica.
Y se reconoce en el "compromiso social" que destacaba el jurado del Premio Nacional de Ilustración, aunque asegura que "no sale de una manera premeditada", sino de la propia postura desde la que "se explican las cosas". "Detrás de un punto de vista hay una posición política ante el mundo", puntualiza Luci Gutiérrez.
El padre de Luci era diseñador, por lo que desde pequeña entendió que podría convertir su pasión por dibujar en una profesión: "Lo veía como una posibilidad real", asiente.
Tras estudiar el grado de realización audiovisual, se dio la oportunidad de intentarlo con la ilustración y cursó el ciclo específico, fue allí, en la Escola Massana de Barcelona, donde pudo reafirmarse que esta era su profesión.
Lamenta que en España la ilustración es una profesión "mal valorada, con condiciones muy malas y unas tarifas que han bajado con los años, que obligan a trabajar muchísimo para llegar a fin de mes", y asegura que en "Estados Unidos y otros países" la ilustración "está mejor valorada".
Esto le permite trabajar en los encargos, mientras lo compagina con sus proyectos personales, como los dos libros que ha publicado: English is not easy, un manual para aprender algunos de los temas que más confunden a los que intentan aprender este idioma, y Manual de autodefensa, en el que expone, desde el humor, pensamientos sobre el sufrimiento de la vida cotidiana.