Pilar Molinst, la última tendera del mercado de Vic, se resiste al cierre: "El martes abriremos, aunque estemos solos"

Este sábado el mercado de Vic (Barcelona) cierra sus puertas tras 44 años de servicio al municipio y la comarca. El recinto de tres plantas y 2.800 metros cuadrados, situado en pleno centro de la ciudad, llegó a albergar 180 paradas pero hoy solo quedan tres. Dos de ellas han aceptado que este sábado será su último día, pero Pilar Molinst, propietaria de la carnicería y charcutería Ca la Pilar, se niega a bajar la persiana: "Nosotros tenemos la intención de abrir el martes, aunque estemos solos", asegura.

El ayuntamiento ha alegado que el cierre se debe a una mala gestión de la empresa concesionaria, la cual no habría presentado las cuentas de los últimos años. Por este motivo el Gobierno municipal habría tomado la decisión de terminar con el contrato siete años antes de lo previsto.

"Yo soy una defensora del mercado, de la venta de proximidad, de la venta kilómetro 0 y de proteger este tipo de proyectos", afirma la carnicera, que lleva desde 1995 en esta parada, "por eso he decidido que no quiero cerrar", sentencia.

Molinst alerta de que "aquí hay oficios que no existen en ningún otro sitio de la ciudad, como la pollería", sobre el peligro de clausurar espacios comerciales y sociales tan relevantes como un mercado, que considera "un tejido importante para la ciudad y la comarca".

Y lamenta que no tiene una alternativa ante la posibilidad de que el martes no pueda abrir su tienda, "para las personas que trabajan conmigo y los clientes de cada día". "Pierdo el oficio y el servicio que damos", insiste.

Cada vez menos paradas abiertas

Pilar asegura que no es la única tendera que lucha "mucho cada día para que las cosas tiren hacia delante", y acusa al ayuntamiento de haber dejado que la situación llegara a tal punto.

Según su opinión, la actitud del gobierno municipal en los últimos tiempos y la mala gestión de la empresa han causado temor entre los propietarios de las paradas y "han decidido voluntariamente coger la parada, darla al Ayuntamiento e irse" hasta que no ha quedado ninguna en pie.

La carnicera, consciente de que "las cosas no se han hecho bien", también avisa de que "es un tema de papeleo" que tiene solución, por lo que asegura que ha tratado de dialogar con el ayuntamiento para encontrarla. "Pero están cerrados en banda", lamenta, sospechando de que "hay muchos intereses detrás de un edificio tan grande".