'Death cafés' en el tanatorio de Badalona en torno a "una conversación difícil de la que a menudo huimos"

Aceptar que la muerte existe y que la vida de todo ser terminará allí es una de las tareas pendientes de la sociedad actual, según la psicóloga Carla Borràs. Por este motivo impulsa, junto al tanatorio de Badalona (Barcelona), sesiones 'death café', que permiten a los asistentes "acercarse y reflexionar en un espacio seguro y distendido sobre la realidad de la muerte" mientras se toma un té o café.

La idea partió de la mano de un sociólogo suizo en 2010 y se popularizó un año más tarde, después de que un psicólogo británico y su madre invitasen a un grupo de personas interesadas a tomar el té a en su casa de Londres y mantener una conversación sobre la muerte y lo que esta supone, tanto para la persona que sabe que va a fallecer, como para sus seres queridos que tienen que gestionar el dolor de la pérdida.

Se trata de "una conversación difícil de la que a menudo huimos", explica Borràs, "el tabú de la muerte hace que no hablemos de ella, y por eso, cuando llega, nos impacta de manera más fuerte", sigue.

El objetivo del encuentro no es organizar un grupo de duelo, de hecho, estaría contraindicado para alguien que esté pasando por ese proceso, sino que los participantes, hayan o no sufrido una pérdida importante con anterioridad, puedan aprender a prepararse para la muerte, compartiendo inquietudes, experiencias y puntos de vista que les enriquezcan.

"El dolor es inevitable pero el sufrimiento se puede minimizar"

Mantener conversaciones significativas sobre la muerte y participar en este tipo de encuentros tiene numerosos beneficios para la salud mental, de entre los que Carla Borràs destaca cuatro.

En primer lugar, "tomar consciencia de nuestra propia finitud nos ayuda a reflexionar, valorar y revisar nuestra vida", del mismo modo que nos impulsa a "pensar y comunicar a nuestros seres queridos cuáles son nuestras voluntades anticipadas".

Por otro lado, considera también importante "enfrentarnos a los miedos y ansiedades" que la muerte genera para poder minimizarlos de manera individual, a la vez que crear comunidades y vínculos para "hacernos lado los unos a los otros en momentos difíciles".

Experta en acompañamiento del duelo y la muerte, la psicóloga destaca la necesidad de "acercarnos a un hecho que es inevitable, aunque tratemos de ignorarlo". Históricamente, los enfermos han sido cuidados en casa, en presencia de toda la familia, ahora, en cambio, "a causa de la medicalización, la enfermedad y la muerte quedan fuera de casa, lo que nos aleja de esta realidad".

"El dolor es inevitable pero el sufrimiento se puede minimizar" aprendiendo a gestionarlo y preparándonos para cada momento, afirma Borràs, aunque cada situación y persona sea distinta, "no se afronta igual una muerte repentina que una que hayamos podido prever y nos hayamos despedido de esa persona como queremos hacerlo".