Juan Carlos, astrofotógrafo de auroras boreales reconocido por la NASA, y al que un eclipse en Venezuela llevó a Figueres

  • La agencia espacial norteamericana ha seleccionado 59 capturas de Juan Carlos Casado como la 'imagen astronómica mundial del día' desde 1997

  • Juan Carlos, de origen vasco y vecino de Figueres, es especialista en fotografía de paisajes nocturnos: "Somos ciegos al color de noche, pero los colores están al alcance de la cámara"

  • Observan cómo una estrella se traga un planeta: el destino que espera a la Tierra

Capturar los fenómenos naturales a través de una cámara ha llevado a Juan Carlos Casado al olimpo de las fotografías astronómicas. Una faceta desapercibida para el ojo humano, pero no para la NASA, que ha elegido hasta 59 veces sus instantáneas como 'imagen astronómica mundial del día' desde 1997. 

"Da igual si la foto es de la misión Kepler, que ha costado 5.000 millones de dólares, o Perico desde el patio de su casa. Lo que importa es que sea interesante, relevante y de buena calidad", explica el astrofotógrafo de origen vasco y vecino de Figueres (Girona), consolidado entre los cinco primeros del mundo con más ilustraciones elegidas por la agencia espacial norteamericana.

El cazador de auroras boreales y eclipses es especialista en fotografía de paisajes nocturnos, donde capta la conexión entre la vista terrestre y el cielo. "Cuando se va el sol y la luz es otro mundo en el que desaparecen los colores, aunque están al alcance de la cámara. Somos ciegos al color de noche. Vemos una especie de blanco y negro, pero la cámara es capaz de captar absolutamente toda la gama cromática".

Un arte que le fascinó desde niño. "Realmente ves que hay color, formas y fenómenos que pasan totalmente desapercibidos y pueden ser captados con cierto conocimiento". Esta pasión se convirtió en su trabajo y una foto de un cometa que se acercó a la Tierra marcó su amplio periplo con la NASA. 

"Tenía una página web e Internet no era muy conocido en 1997. Cuando recibí el correo electrónico en el que me seleccionaban la foto pensaba que era una broma", recuerda Juan Carlos, quien empezó a recorrer el mundo en busca de fenómenos naturales. Uno de ellos fue el cometa Hale-Bop en la década de los 90', característico por sus colas desplegadas. Entre ellas una azul de gases ionizados y otra blanquecina de polvo, acompañadas de una nebulosa de color rojizo, que se llamaba Norteamérica.

"National Geographic la quería utilizar para un libro que iban a vender únicamente por Estados Unidos y Canadá. Por aquel entonces vivía con mis padres en San Sebastián y me ofrecieron una cantidad de miles de dólares por la fotografía. Mis padres no se creían que me fuesen a pagar ese dinero. La recuerdo con mucho cariño", destaca Juan Carlos.

Esta pasión también le permitió encontrar el amor. "Un eclipse que vi en Venezuela fue realmente el culpable, donde conocí a mi mujer que es catalana y desde hace años vivo en Figueres", añade el astrofotógrafo, quien no considera "un premio" ser la imagen mundial del día.

"Es un escaparate mundial. La NASA elige una imagen interesante de actualidad donde se hace un comentario técnico de la misma. Es un poco el espíritu americano. La idea es contener el archivo de imágenes más grande de astronomía explicado en Internet. Empezaron en 1995 y desde entonces cada día han publicado una imagen", expone Juan Carlos.

Sin embargo, la agencia norteamericana también selecciona otro tipo de elementos más allá de las instantáneas. "También puede ser un vídeo o un gráfico, pero tiene que ser algo visual". Su última captura seleccionada fue el pasado 19 de abril, que muestra una aurora boreal en la Laponia finlandesa.

"Estaba anunciado que por la noche podría venir una tormenta magnética porque días antes se había producido una explosión en el sol. Con el viento solar, todas las partículas venían directamente a la Tierra y las previsiones eran buenísimas para ver un espectáculo de auroras", rememora Juan Carlos sobre una labor en la que el factor meteorológico también influye en sus ilustraciones.

"Fue un auténtico espectáculo, pero en las zonas polares es complicadísimo. La foto está hecha con unos 34 grados bajo cero. Una hora después seguimos haciendo fotografías y todos los equipos quedaron congelados, con una capa blanca de hielo que era imposible hacer nada. Esta imagen se captó antes de que la imagen se congelara", apunta sobre el resultado obtenido, que "mereció la pena".

Otra de las expediciones que recuerda con mayor cariño es en la cima del Teide, donde captó una alineación entre la sombra proyectada del volcán, que aparece con una especie de triángulo, junto al segundo volcán más grande de la isla y la luna llena. "He mandado más imágenes de las que han sido seleccionadas. Esta especie de conjunción de tierra y de cielo la envié por enviar y me sorprendió cuando fue elegida como foto astronómica del día".

Precisamente, en la isla de Tenerife participó en un artículo científico en el que detectaban el fenómeno lumínico 'airglow', que es debido al bombardeo de la radiación solar. "No creo que haya una foto que sea la cima. Siempre buscas algo nuevo. Las cámaras son tan sensibles que pueden captar cosas que antes solo se podían saber con mediciones de luz o fotométricas. Capturé estas bandas de luz y coincide la medición con el resultado visual. Es lo bonito".

Un fenómeno que es "demasiado débil" para percibirlo a simple vista. "Puede ser que esté producido por el cambio climático. Parece que produce una serie de ondas gravitatorias en grandes frentes y puede ser que también sea culpa de la actividad humana que se produce más. La tecnología permite ver más profundo y también estamos cambiando en cierta manera el medio ambiente. La naturaleza está reaccionando a la actividad humana".