La plaza de la Bonanova en Barcelona concentra desde hace semanas la atención mediática por un conflicto que trasciende más allá de vecinos y antisistema. Los inmuebles El Kubo y La Ruïna, okupados desde hace 15 años, se han convertido en un artefacto electoral que podría detonar la misma noche en la que arranca la campaña electoral para el 28M.
Ciudadanos y Vox han tomado por bandera las manifestaciones contra la okupación y Desokupa ha sido el último en unirse a la discordia. Concretamente Daniel Esteve, responsable de la controvertida empresa especializada en desalojos, quien advirtió que los suyos desalojarían sin orden judicial las dos fincas del barrio de Sant Gervasi-La Bonanova.
La supuesta acción desafiaba a los Mossos d'Esquadra, omnipresentes en los aledaños de la zona tensionada e incapaces de desalojar unas viviendas en manos de dos jueces distintos. De hecho, el edificio de pisos El Kubo ya vivió su primer intento de desalojo el pasado 23 de marzo, y los agentes no ejecutaron el lanzamiento al considerar que no tenían las suficientes "garantías de seguridad" para realizarlo correctamente.
La policía catalana consideraba que la única forma segura de efectuar el desahucio era hacerlo a la vez en ambos inmuebles. Una idea que de momento dista del procedimiento judicial, pendiente de establecer una nueva fecha para el lanzamiento. Por contra, en el caso de la casa modernista La Ruïna, el juez aún debe oír a las dos partes en una vista que todavía no se ha producido.
El intento frustrado de desahucio elevó el grado de confrontación entre okupas y algunos jóvenes. Pero en tres semanas han pasado de incidentes aislados de convivencia a convertir la plaza de la Bonanova en una batalla con concentraciones simultáneas entre los grupos de centro, derecha y extrema izquierda.
Momentos de tensión en torno a dos viviendas donde viven una veintena de okupas, que han reforzado la fachada con vallas, puntales y material de obra para dificultar el acceso. 'Vuestro lujo es nuestra miseria, nuestras casas son trincheras. ACAB. Sareb, nosotras no olvidamos' son algunos de los lemas que se aprecian desde el exterior de las casas okupadas, que también cuentan con piedras, neumáticos y bidones de gasolina para defenderse.
Esta escalada de angustia aumentó el sábado pasado, cuando los okupas salieron por las calles de madrugada con petardos, tapados con cascos y pasamontañas, y armados con objetos contundentes para defender "su territorio".
Días más tarde, como cada martes, la alcaldable de Ciudadanos en Barcelona, Anna Grau, montó una protesta deslucida por la lluvia. Pero el día temido en el calendario es este jueves, con dos manifestaciones de partes contrarias convocadas para la tarde.
Por su parte, los okupas estarán desde las 19:00 horas en Lesseps, donde han convocado una marcha para proteger las dos casas de la amenaza que ha lanzado Desokupa, que se presentará en la Bonanova dos horas más tarde.
El fundador de la empresa especializada en desalojos anunció hace tres días que procedería a desocupar las fincas e invitó a personas de toda España a presentarse en la capital catalana y mostrar su apoyo.
"Pequeños roedores no tengáis miedo. Tic tac ratitas, que sepáis que ya estamos en la zona", avisó Daniel Esteve en su llegada a Barcelona, quien aclaró que no pretende crear altercados. "No hemos venido a Barcelona a cometer delitos, sino a intentar solucionar. Si la policía nos dice que nos paremos en una calle, nos pararemos".
No obstante, los Mossos d'Esquadra blindarán el espacio y activarán el dispositivo de tercer nivel, con helicópteros y furgones, aunque esta vez no ocuparán la plaza Bonanova y habrá mucha distancia para garantizar la seguridad y evitar el lanzamiento de objetos. Todo ello pensado para evitar disturbios y que Desokupa intervenga en el conflicto sin orden judicial.
La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), propiedad de ambos inmuebles, también reiteró la necesidad de medidas cautelares para llevar a cabo el desalojo de los dos edificios colindantes situados en la calle Sant Joan de la Salle de manera conjunta.
"Sareb considera que existe un riesgo real para la integridad física de las personas y de la propia finca, por lo que considera que proceder al desalojo es una cuestión de seguridad pública"
La compañía también negó haber contratado a ninguna empresa para ejecutar desalojos en estos edificios e insistió en la necesidad de que cualquier procedimiento de lanzamiento sea coordinado por las autoridades judiciales y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Horas antes de la noche más temida en la zona alta de Barcelona, Daniel Esteve anunció que finalmente "no habrá asalto a la toma de la Bastilla" y que estarán de "celebración" en la concentración.
Un "giro de 180 grados" sobre su posible entrada al edificio que queda descartado tras anunciar que la Sareb pedirá el desalojo. De este modo, lo único que harán es celebrar la decisión con pizzas en plena concentración.