Suegro y yerno y campeones del mundo en lucha de brazos: el 'pulso' de Iván y Juan Antonio, "sin recursos" para revalidar el título

Convertirse en campeón del mundo de lucha de brazos es una hazaña que un vecino de Santa Coloma de Gramenet ha repetido hasta en diez ocasiones. La última de ellas ha sido el triunfo "más agridulce" de la carrera de Iván Portela, quien revalidó su corona meses después del combate por una sanción antidopaje de su rival. Pese a no saborear la conquista sí que pudo disfrutar en Turquía de la alegría de su suegro, Juan Antonio Miras, ahora también vencedor mundial en la categoría Senior de -70kg y de +60 años.

Esta familia ha ubicado a la localidad catalana, situada a la orilla del Besòs, en un lugar a batir en el mundo de los pulsos. Un éxito sin precedentes que también corre a cargo de la subcampeona Sonia Miras, precisamente hija de Juan Antonio y pareja de Iván. "Nos conocen por todo el mundo", explican los grandes laureados colomenses de la lucha de brazos a nivel nacional e internacional. Su pasión por la modalidad de lucha les permitió 'estrechar' brazos y con los años un lazo más emocional.

Todos ellos forman parte de la Asociación Catalana de Lucha de Brazos (ACLB), donde entrenan para revalidar sus éxitos, que consiguen en combates que pueden durar cuestión de segundos. "Gana quien consigue que la mano de su adversario toque la mesa. No hay tiempo. La media normalmente no llega a un minuto. Tengo un vídeo que no marco ni un segundo y he ganado. El más largo es de unos 8 minutos", explica Iván sobre la dureza que ejercen. "Si tienes 20 contrincantes por delante, aguantar un pulso largo te deja listo".

Sin embargo, perder a las primeras de cambio no supone un adiós definitivo del campeonato. "Si pierdes el primero, pasas a la rama de perdedores y desde ahí puedes llegar a la final. De hecho he ganado tres mundiales así", añade el también ocho veces campeón continental y desde hace tres años pensionista, tras sufrir un accidente en motocicleta. No obstante, Iván ha mantenido una pasión "bastante" lesiva.

"Lo que más trabajamos son los tendones, que duelen mucho más que la musculatura. Decimos que estamos mutilados cuando no puedes ni levantar una taza de café porque el brazo te pesa cien toneladas", admite Sonia sobre su entusiasmo por la lucha de brazos, un argumento de mayor peso que el sufrimiento de las lesiones. Así mantienen la ambición de seguir coleccionando preseas, algo que hizo Iván en Antalya (Turquía), al llegar nuevamente a la final de la categoría Master de +40 años con los dos brazos.

"No iba preparado con la derecha, iba lesionado. No me supo mal perder porque me ganó bien en ese momento. Pero que te llamen después de cuatro meses y te digan que eres campeón del mundo es raro. El no subir tu bandera, escuchar tu himno y no estar en el podio es como que vale, has ganado, pero no lo sientes igual ni mucho menos".

En el caso de Juan Antonio, su final fue todo lo contrario. "Duró un minuto el combate, me costó un poco bajarlo. Le metí un trallazo, dejándolo a un 'palmito' de la almohadilla, y con el siguiente tirón bajó. Pegué un salto de alegría allí mismo que no veas. Fue una pasada, un buen recuerdo", explica con una sonrisa de oreja a oreja 'el abuelo', apodo con el que le han bautizado por ser uno de los más longevos de la competición.

"Me hizo gracia. Cogí y me hice una camiseta con el nombre en la espalda. Desde entonces la llevo siempre. Los guiris desde lejos me dicen ‘abuelo, abuelo’. Es lo único que entiendo de ellos porque no sé ni inglés ni rumano", añade Juan Antonio, que consiguió su ansiado oro tras quedar segundo y cuarto en las anteriores ediciones. "Me tocaron el himno español y tenía unas ganas... Llevaba años pidiendo oír eso". Sin embargo, ni el 'abuelo', ni Sonia, ni Iván podrán participar en el próximo Europeo y Mundial al no tener suficientes recursos económicos.

Sin recursos para competir en los próximos campeonatos

"Este año tengo dos campeones del mundo y como no nos lo podemos permitir no viajaremos a ninguno de los dos. El Mundial es en Kazajistán, el billete cuesta unos 800 euros, y el Europeo es en Moldavia. Luego hay que estar una semana allí, no es solo el avión. También la manutención y la inscripción", lamenta Sonia, quien lleva más de un año sin competir por el embarazo y ahora deberá esperar para disputar por primera vez el trofeo continental.

Pese a no contar con ayudas, la familia colomense destaca los buenos resultados de los competidores españoles, con más compañeros laureados. "Nos tenemos que pagar todo y no todos pueden. Esto nos frena para llevar un equipo en condiciones. En vez de ir diez vamos cinco. Si tuviéramos apoyo podríamos ir 20 o 30. El Campeonato de España más grande fueron casi 200 participantes y en un Mundial son unos 1.500 competidores de 54 países".

Éxito de los deportistas españoles

Un deporte "minoritario" en España que esta familia trata de potenciar con su dedicación y enseñanza a otros jóvenes catalanes, que pasan primero por los brazos de Juan Antonio, que disfruta de su jubilación tras trabajar como albañil.

"Cuando empieza alguien nuevo tiene que pasar por mis manos. Los cojo y los entreno. Cuando ya están bastante experimentados se los paso a Iván, que no tiene paciencia con los nuevos. De estos hay seis o siete que son campeones de España y uno campeón del mundo". Entre ellos están Desiré Aliaga, Marcos Caramés, Samuel Mesdaghi y Arnau Hellín.

Años de entrenos y también de todo tipo de anécdotas, como la del 'abuelo' en una final. "Le estrujé tanto el dedo al competidor que en la final no quiso luchar contra mí". Pero la historia continuó de regreso a casa.

"Resulta que veníamos en el mismo coche y uno de ellos era un cachondo y no paraba de meterse con eso. Estuvimos todo el camino tronchándonos de risa. Menos mal que se lo tomó a bien el compañero. Pero una carcajada increíble. El otro en cada momento decía: ‘¿Te atreves a luchar contra el abuelo?’ y él respondía: ‘No que me rompe el dedo’. Lo pasamos muy bien", recuerda Juan Antonio.