Continúa el enigma sobre el crimen de Helena Jubany dos décadas después de su muerte. Según el análisis del Instituto Nacional de Toxicología, el ADN masculino encontrado en las muestras vaginales de la bibliotecaria de Sabadell no corresponde a Santi Laiglesia, principal sospechoso. Queda pendiente realizar la prueba de ADN del investigado con la muestra de semen encontrada en el jersey de Jubany.
El juez de Sabadell Juan Díaz Villar, a cargo de la investigación, reabrió la investigación a Santi Laiglesia en febrero de 2023, después de que las pruebas de laboratorio descartaran que estas muestras correspondían a Xavi Jiménez, otro de los sospechosos.
Santi Laiglesia fue el principal investigado en la primera causa por el asesinato de Jubany, que quedó archivada en 2005 sin resolverse y que el juzgado de instrucción número 2 de Sabadell reabrió en 2020 tras recibir nuevas pruebas aportadas por la familia.
La decisión del magistrado supuso uno de los giros más importantes en la investigación sobre el asesinato de la bibliotecaria en 2001 porque volvía a poner el foco en el primer investigado en la causa. Sin embargo, las primeras pruebas de ADN descartan que Laiglesia agrediera sexualmente a la víctima la noche del crimen.
El cuerpo de Helena Jubany fue encontrado el 2 de diciembre de 2001 tras caer de la azotea de un edificio en Sabadell. La bibliotecaria de 27 años llevaba una dosis de somníferos 35 veces superior a lo normal.
Meses antes había recibido dos anónimos misterioso junto a una botella de horchata y otra de zumo que invitaban a beberlas. Jubany bebió el zumo y se sintió indispuesta, por lo que decidió llevar el zumo a analizar a un laboratorio de Sabadell donde descubrieron que contenía beonzodiacepina, un somnífero.
Tras su muerte, la investigación descubrió que Helena abandonó su domicilio el 30 de noviembre, después de recibir una llamada telefónica. Pasó el día en casa de dos conocidos, Montse Careta y Santi Laiglesia. Alguien la narcotizó, la dejó inconsciente y la secuestró. Posteriormente la subieron a la azotea del edificio y la lanzaron en estado de semi-coma, según la autopsia. Murió por el impacto contra el suelo.
El cuerpo apareció con varias quemaduras y fruto del impacto, la cabeza había quedado desfigurada. Todos los indicios apuntaban a Montse Careta y Santi Laiglesia, además de una tercera amiga, Ana Echaguivel. Ninguno de los tres pudo precisar con seguridad qué habían estado haciendo la noche en que mataron a Helena.
Careta fue encarcelada como presunta autora del crimen en febrero de 2002. El 7 de mayo de 2002 se suicidó en su celda, junto a una nota en la que decía que era inocente. La investigación demostró que Ana Echaguivel fue la autora de la primera mitad del segundo anónimo. Fue puesta en libertad en junio de 2002.