El club que sube montañas con silla de ruedas: "En 2024 iremos al campo base del Everest"

CIM Project es un club de montaña miembro de la Federació d'Entitats Excursionistes de Catalunya. Su particularidad es que es un club inclusivo, la mayor parte de sus socios y voluntarios tienen algún tipo de discapacidad o diversidad. Hace seis meses que organizan salidas semanales y ya se preparan para su gran reto: "En 2024 subiremos al campo base del Everest", explica a NIUS su presidenta y fundadora, Mayte Serrat. Miguel Ángel Roldán, enfermo de ELA, ya lo conquistó.

Ya hay 55 personas inscritas en la expedición al Himalaya. Muchos de ellos con fibromialgia, esclerosis múltiple, lesión medular, condiciones cardiacas o asma: "No señalamos a las personas en función de su diversidad, potenciamos sus capacidades", sostiene Mayte, que es fisioterapeuta y psicóloga, doctorada por la UAB, y trabaja en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.

Mayte es también montañista experimentada -ha ascendido al Aconcagua, los Andes y el Everest- e incluyó los beneficios de la naturaleza a sus terapias en la sanidad pública: "Está estudiado que media hora al día de exposición al aire libre aporta grandes beneficios", asegura. Salía con sus pacientes al parque del Cargol, al lado del hospital y la terapia "dio mejores resultados que en el interior", recuerda.

Rehabilitación más allá de las sesiones del hospital

Mayte trabaja con pacientes de fibromialgia, fatiga crónica y esclerosis múltiple. "Las sesiones se asientan sobre la neurociencia del dolor, que depende de la percepción del cerebro; el ejercicio terapéutico, la terapia cognitivo-conductual y el mindfulness", explica. Acabadas las sesiones prescritas, Mayte vio que estos pacientes no tenían forma de continuar con el ejercicio pautado y buscó una solución.

"Nos constituimos como club de montaña en agosto de 2021. Ahora ya somos 160 socios y hace medio año que funcionamos a pleno rendimiento", cuenta. Entre semana se encuentran en salidas de marcha nórdica por distintos parques de Barcelona y en fin de semana organizan salidas en autobús a la montaña.

Todavía no tienen sede ni página web, a la espera de una subvención para diseñarla de forma inclusiva: "No tenemos dinero. Nuestra cuota es de 15 euros anuales. Muchos socios tienen pocos ingresos debido a su discapacidad, hasta el punto que alguno nos ha pedido prorratear la cuota", asegura.

Los beneficios de la 'adventure therapy'

Entre los socios hay también sanitarios, fisios y técnicos de INEF: "Diseñamos protocolos para que cualquier persona pueda acceder a la montaña de forma segura. Muchos somos investigadores. Tenemos a un doctorando de la UAB cuya tesis doctoral versa sobre la "adventure therapy" en personas con fibromialgia", explica Mayte.

También organizan recaudación de vestuario de montaña para sus socios y llevan una silla joëlete, una silla de ruedas ligera que puede ser transportada en lugares de desnivel elevado. Ya han coronado las cimas más altas de Cataluña, como la Pica d'Estats y el Pedraforca, y se preparan para alcanzar el campo base del Everest en octubre de 2024.

"Ves que tú también puedes hacerlo"

Enric Riera irá en la expedición al Himalaya. Tiene 34 años y esclerosis múltiple desde que tenía 12. La enfermedad le causa debilidad en las extremidades inferiores, incontinencia y fatiga, pero mantiene la fuerza en los brazos para trepar: "Me llevan a la base de las paredes en silla y a la hora de escalar ayudo a los compañeros, cuando puedo", explica. Se aficionó a la escalada cuando las piernas ya no le permitieron correr ni jugar al fútbol.

Está encantado de formar parte del club: "Emocionalmente es alucinante. Hicimos el Bastiments y llegamos todos emocionado, yo especialmente. Ves que tú también puedes hacerlo. Hacemos equipo. Todos juntos podemos llegar donde queramos", explica. También le gusta el talante del club: "En el grupo la enfermedad no es el centro de atención, preguntamos por cómo nos podemos ayudar", añade.

"He ganado libertad"

Carolina Díaz, de 51 años, tiene fibromialgia, fatiga crónica y la incapacidad absoluta por varias hernias discales y artritis: "Pasé seis años encerrada en casa, de la cama al sofá. Cuando me lo diagnosticaron, los médicos me dijeron que acabaría en una silla de ruedas", recuerda, "Pensé que la vida se me había acabado", prosigue.

Conoció a Mayte en sus sesiones de Vall d'Hebron y la invitó a unirse al grupo: "Nunca había ido a la montaña y ahora he ganado libertad. Te sientes segura y protegida porque hay sanitarios y te olvidas de todo cuando estás allí. Al principio hacía un kilómetro, luego cuatro y ahora seis" explica. También se ha apuntado a la expedición al campo base del Everest.

Cuenta que muchos compañeros se sienten como ella: "Te cambia la vida. Los primeros días, los familiares acompañan a los socios al autobús y al cabo de unas semanas ya van solos. Seguimos teniendo los mismos dolores pero ahora también subimos montañas", reconoce.