Robar dinero o los papeles de la caja 156: el móvil del asalto al Banco Central de Barcelona, un enigma 40 años después
La periodista Mar Padilla relata en su libro el atraco a la sucursal con 300 rehenes tres meses después del intento de golpe de Estado del 23F
Cuenta para ello con 80 testimonios: rehenes, policías, periodistas y el mismísimo cabecilla del atraco, José Juan Padilla
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El 23 de mayo de 1981, tres meses después del intento de golpe de Estado del 23F, la joven democracia española contenía la respiración ante un nuevo asedio. Un total de 300 rehenes, 263 de ellos empleados, eran retenidas en un atraco al Banco Central de Barcelona. Los captores reclamaron documentos comprometedores en torno a los hechos del 23 de febrero; la negociación con los cuerpos de seguridad y el Gobierno de Calvo Sotelo se alargó 37 horas y acabó con la liberación de todos los rehenes, la detención de 10 asaltantes y un atracador abatido por los GEO. Cuatro décadas después, los verdaderos motivos del asalto siguen siendo un misterio. Mar Padilla publica, con Asalto al Banco Central (Editorial Prensa del K.O), una de las pocas investigaciones periodísticas que existen sobre este episodio de la Transición.
Padilla ha contado para ello con 80 testimonios: rehenes, policías, periodistas y el mismísimo cabecilla del atraco, José Juan Padilla, conocido como 'El Rubio' o 'Número 1'.
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Pregunta: ¿Qué le llevó a escribir sobre este misterioso episodio de la Transición?
Respuesta: Estudié Antropología y la época de la Transición siempre me ha interesado. En el año 81 yo era preadolescente, tenía 13 años y recuerdo perfectamente el 23F. En cambio, del asalto al Banco Central recuerdo las imágenes que mostraba TVE de los rehenes que salían atropellándose y el gran dispositivo policial. Soy de Barcelona y he pasado muchas veces delante del edificio que albergó el Banco Central, está en la plaza Catalunya, y siempre me preguntaba por las incógnitas de lo que ocurrió. Me sorprendió que apenas hubieran investigado sobre el caso mientras que del 23F hay un centenar de obras.
P: ¿A qué cree que se debe esta falta de investigación?
R: El intento de golpe de Estado fue muy impactante e importante en la historia de la Transición. El asalto al banco llegó tres meses más tarde en un momento muy convulso. Los mismos periodistas me han contado que pasaron meses tratando de explicar lo que había ocurrido, pusieron a equipos a investigar pero no salía nada en claro. Al final quedó la percepción de que fue un crimen común, una historia de policías y ladrones. Pero fue un episodio que afectó a civiles, el Gobierno entró a negociar como pudo, fue una tragedia en la historia contemporánea y los verdaderos motivos han quedado como asignatura pendiente.
P: Sobre los motivos del asalto se han barajado varias hipótesis. ¿Cuáles defiende tras concluir su investigación?
R: Para mi queda clarísimo el intento de robo de dinero, además de que la policía encontró dinero guardado en el hotel que había junto al banco. Y muchas veces la teoría más obvia es la más certera. El grupo, compuesto por 11 personas, eran ladrones de bancos y perseguían un botín.
Luego está la teoría de la desestabilización política, que se cumplió con creces. Ronald Reagan se acababa de estrenar como presidente de Estados Unidos y se interesó por la situación de la democracia española. También lo hizo François Mitterrand. La pregunta es si la desestabilización fue buscada o no.
La tercera teoría es que el teniente general Manglano, director del Cesid entre 1981 y 1995, encargó el atraco como una cortina de humo para que pudieran sustraer de la caja de seguridad 156 unos documentos sobre el 23F, que incluían los nombres de todos los implicados. José Juan Martínez afirma que es así pero no aporta pruebas. Cuesta creer al personaje y a la persona pero en un momento tan extraño y tan frágil para la democracia nada es descartable.
P: Consiguió entrevistar al llamado 'El rubio' o ¡Número 1', José Juan Martínez, el cabecilla del asalto. ¿Cómo fue el contacto?
R: La editorial aceptó el proyecto en diciembre de 2019 y para poder tirar adelante debía entrevistar a José Juan Martínez. Lo conseguí en febrero de 2020 y supe que podría escribir el libro. Encontré una biografía suya en una librería de segunda mano del Raval de Barcelona, 'Algunos le llaman El Rubio', escrita por el profesor de Derecho Juan M. Velázquez, y la biografía me pareció fascinante. El asalto sólo es una parte de su trayectoria vital. Contacté con el profesor para pedirle el contacto y José Juan accedió a hablar conmigo. Viajé a San Sebastián y colaboró desde el primer momento.
P: ¿Cómo es Martínez?
R: Le gusta explicar lo que pasó en aquellos tiempos. Tiene una biografía muy del momento de este país. De joven decidió ser delincuente. Se enamoró de las ideas del anarquismo pero siguió su carrera profesional como ladrón de bancos. Se ha dedicado a ellos toda su vida y ha aceptado las reglas del juego, entrando en prisión cuando lo han pillado. En el tardofranquismo era muy joven y sufrió algunas torturas, entonces comulgaba con ideas anarquistas. Era una persona con una inteligencia práctica, de calle. Lideró el asalto al Banco Central con sólo 25 años. Algunos rehenes cuentan que era un poco chulo pero no han hablado mal.
P: ¿Cómo está ahora?
R: Está libre desde hace un tiempo, que acabó unos trabajos comunitarios pendientes. Vive en Guipúzcoa y tiene parte de familia en Cataluña. Viene de vez en cuando.
P: Pese a estar vinculado al anarquismo, se le relacionó con secciones de la ultraderecha en la Guardia Civil. ¿Existieron estos contactos o aprovechó la psicosis del 23F para ganar credibilidad en el asalto al banco?
R: Él mantiene que recibió el encargo de los servicios secretos. Es un punto turbio. Puede ser que José Juan como delincuente de calle tuviera conexiones con miembros de las fuerzas de seguridad y estos a su vez formaran parte de los grupos más reticentes a la implantación de la democracia. Él niega la relación con la extrema derecha pero no podemos obviar que existieran intercambios de favores con algunos miembros de las fuerzas de seguridad.
Dijeron que iban a volar todo el edificio, lo revistieron de acción política y la negociación fue completamente diferente
P: En el primer comunicado que mandaron durante el asalto pedían la liberación. Reclamaban "limpiar España de tanta inmundicia y acabar con el terrorismo rojo", reclamaban un avión para Antonio Tejero (el teniente coronel de la Guardia Civil que lideró la entrada en el Congreso el 23F) y otros tres militares, y otro para ellos o amenazaban con volar el edificio, y acababan con un "¡Viva España!". ¿Por qué se emitió entonces ese mensaje?
R: Ellos lanzaron esta relación con el intento de golpe de Estado del 23F pero se desconoce si es verdad o no. De hecho, el Gobierno le preguntó a Tejero, que estaba en la cárcel, y él negó tal relación con desprecio. Fue años después cuando José Juan Martínez explica la conexión con los servicios secretos. Es una incógnita si quiso darse más importancia afirmando que el asalto era un encargo de los servicios secretos. Como asaltante de un banco, sabes que la forma como te trataran es diferente si lo vinculas a una acción política. Ellos dijeron que iban a volar todo el edificio, lo revistieron de acción política y la negociación fue completamente diferente.
P: ¿Era un asalto bien preparado o fruto de la improvisación?
R: Por lo que han explicado los testimonios, la idea era buena pero no se preparó bien. Las herramientas que llevaban no podían perforar paredes, usaban planos que no coincidían. Contaban con el sótano no blindado porque antes formaba parte de un hotel, pero al convertirse en banco ese espacio se blindó. Pecaron de inocentes o les pudo la ilusión de pensar que saldrían con el botín.
P: Cuenta que un rehén coincidió con un captor en una terraza y acabaron hablando de sus hijos. ¿Síndrome de Estocolmo o asalto menos temerario para los de dentro?
R: Estamos acostumbrados a la violencia de las películas y otras cosa es la realidad. José Juan no tiene antecedentes por delitos de sangre. Su modus vivendi era el atraco de bancos pero no era un sádico. De hecho, para que la policía creyera que iban en serio pegaron un tiro en la pierna a uno de los rehenes y escogió a un hombre joven y fuerte. Tenía que demostrar que era capaz de herir.
Estando todos los rehenes dentro del banco, la percepción entre unos y otros fue muy diferente
P: Además de los captores, ha hablado con decenas de rehenes. ¿Qué le ha sorprendido más de sus testimonios?
R: Que estando todos dentro del banco la percepción entre unos y otros fue muy diferente. Jordi Mas me dijo que era un simple atraco y nunca creyó la conexión con la extrema derecha. En cambio, otra rehén, Teresa Vallisa, que era militante de extrema izquierda, afirma que eran miembros de la extrema derecha.
También me sorprendió el momento democrático. Dos trabajadores del banco con los que hablé habían entrado a trabajar como parte de su acción política, para convencer a los compañeros de su lucha. Luego siguieron trabajando y se jubilaron como trabajadores de banca. Es común el desencanto que vivieron. Con la muerte de Franco la sensación de libertad fue muy fuerte, había mucha ilusión por conseguir hacer cosas. A partir del año 79, el desencanto ganó terreno, además que llegó una crisis económica importante.
P: ¿Cobró José Juan Martínez por el atraco?
R: Los asaltantes no se llevaron ni un duro y fueron a la cárcel. Él dice que cobró por el encargo y que le pagaron en una cuenta que tenía en Suiza pero no aporta ninguna prueba. Dice que ya se gastó el dinero.
P: ¿Qué calla?
R: Calla lo más importante: hasta qué punto es verdad el encargo del CESID y si existen pruebas.