María (nombre ficticio) pasó cuatro años saliendo con Albert, el hombre de 36 años que la semana pasada asesinó presuntamente a su pareja Anna, una joven de 21 años, en Campdevànol (Girona). Cuando vio la noticia en televisión no dio crédito: la misma persona a quien había tenido que denunciar en múltiples ocasiones por malos tratos era el autor de ese nuevo crimen machista.
En ese momento, se le vino el mundo encima. La joven empezó a recordar todo lo vivido con Albert. Todas las peleas, agresiones, insultos, amenazas... Se vio reflejada en Anna y no pudo evitar que le invadiera la culpa por no haber ido más allá en los juicios contra él.
"Si hubiese tenido más valor Anna estaría viva", se lamenta. Pero lo cierto es que no deja de ser una víctima más cuya vida ha quedado trastocada. María sigue teniendo una orden de alejamiento vigente contra Albert pero asegura que él "nunca la ha dejado en paz".
En esta entrevista concedida para NIUS, María se arma de valor para explicar su historia y se ofrece a los familiares de Anna por si necesitan su ayuda.
PREGUNTA. ¿Cómo estás?
RESPUESTA. La verdad es que no se ni cómo estoy... Lo he revivido todo y está siendo muy duro. Me arrepiento de no haber ido más allá en los juicios con él, esto no hubiera pasado...
P. Tú no tienes la culpa.
R. Es muy fuerte todo, lo peor eso que somos muchas, la verdad. Yo ya hace dos años que estaba tranquila, pero me desperté la semana pasada, puse la TV y vi el piso donde viví y desde entonces parece que no esté aquí, me siento vacía, super rara, culpable...
P. ¿Cómo empezó tu relación con él?
R. Lo conocí por internet, por amigos en común. Parecía buena persona, no daba indicios de nada lo que ha pasado. A las tres semanas nos vimos en persona. En los primeros encuentros físicos me trataba muy bien. Era sensible, atento pero le duró muy poco. En tres meses ya salió el verdadero Albert. El me decía que estaba muy mal por un dolor de espalda, que no se podía mover, que no estaba bien con su madre y no le iba bien nada. Que se había enganchado a las drogas pero se había desenganchado. A mi en dos meses me sacó de casa de mis padres, me convenció para dejar el trabajo e irme a vivir con el a Campdevànol, que no sabía ni que existía.
P. ¿Cómo empezaron las agresiones?
R. Primero de forma muy sutil. Empieza con los celos en la calle. Cuando íbamos caminando por la calle no podía mirar a nadie. Si iba paseando y cruzaba una mirada con una persona ya me decía que les estaba buscando. No me dejaba mirar, ni hablar con nadie. Al principio empieza con las miradas, luego con los insultos, diciéndome que no me podía vestir como yo quería porque si no provocaba. Yo me quise operar el pecho y él no me dejaba.
P. ¿Cuántas veces lo denunciaste?
R. Más de cuatro veces por agresión física. Las agresiones psicológicas las sufrí desde el primer día, pero yo solo denuncié las agresiones físicas. Me pegaba puñetazos, me tiraba objetos, mecheros... Yo no lo recuerdo, porque mi mente lo ha borrado, pero mis padres me han explicado y he visto en los partes médicos, que a menudo tenía moratones por todo el cuerpo. Con todo esto de Anna no puedo dejar de mirar el móvil, a ver si salen noticias de algo nuevo, me da por mirar lo que yo he pasado...
P. Te ves un poco reflejada en Anna y piensas que podrías haber sido tu...
R. Sí y si hubiera hecho lo que tendría que haber hecho, haber tenido un poquito más de valor, Anna estaría viva, seguro, porque el estaría donde está ahora, es donde debería haber estado desde hace años, desde la primera mujer que le denunció, porque no soy la única.
P. Hablas de falta de valor, pero cuando estas metida en esas cosas entras en un espiral y no ves muchas cosas...
R. No ves nada, yo no lo he visto hasta hace poco y hace cuatro años que no estoy con él. Pero como no deja de comunicarse contigo tampoco, no te deja avanzar. El problema es que se mete en tu cabeza y no sale. Es una dependencia que él te crea sobre él, porque luego no te da nada bueno. Estas viviendo con él y nunca hay comida. Mi madre tenía que subir cada dos semanas a hacernos la compra.
P. No te aportaba nada bueno, te pegaba... ¿por qué no saliste corriendo?
R. Si he salido alguna vez, pero acabas volviendo. Te convence para volver. A mi mi padre me ha venido a buscar a Campdevànol a las tres de la mañana, a menos cuatro grados y yo a en la calle, sin chaqueta... Una vez se enganchó con mi padre en la puerta y con los hombres no tiene valor pero a nosotras nos hace lo que quiere...
P. ¿Y para convencerte de que volvieras que te decía?
R. Que me quería, que se me había ido la olla, que no tenemos que consumir... El te manipula para que te acabes enganchando, así hace lo que quiere contigo y te acaba arruinando la vida. El te engancha a las drogas para tener asegurado su consumo. Usaba mi dinero para pagar su droga y también el de sus padres. Y me convencía para que yo le sacara dinero a toda mi familia.
P. ¿Cuál es el peor episodio que recuerdas junto a él?
R. Una vez que me dio un golpe en el coche y tuvimos que salir del coche corriendo porque nos vieron los vecinos. Estábamos al lado de su casa y salí chorreando de sangre. Toda la cara, el pelo y el jersey manchados de sangre. Fuimos a su casa y ahí fue la única vez que su madre me dijo que no podíamos seguir así, que cualquier día me iba a matar.
P. ¿Por qué te dio el golpe?
R. Porque yo me quería ir a mi casa y no me dejaba. Habíamos discutido la noche anterior y yo me quería ir a mi casa a la mañana siguiente y no me dejaba. A mi Albert me encerraba con llaves las ocho horas que se iba a trabajar en casa para que no pudiera salir. Él se pensaba que mientras estaba trabajando yo dejaba entrar a amigos suyos a casa y tenía relaciones con ellos. Cuando volvía, a pesar de estar encerrada con llaves, me decía que habían entrado por la ventana trepando por la pared y era un tercer piso. El decía que veía las huellas de las personas en los cristales.
P. Y te lo hacía pagar...
R. Sí. Primero veía las huellas y luego me inspeccionaba. Según él, encontraba restos de chicos.
P. ¿Cuándo te pusieron la orden de alejamiento?
R. La primera vez que denuncié me pusieron una orden de 1 km, que es lo máximo que hay. Pero nunca la ha respetado. Siempre se la saltaba físicamente, con mensajes y llamadas. Se las saltaba de todas las maneras. Nosotros tenemos a día de hoy una orden de alejamiento, no nos podemos ni ver ni comunicar.
P. ¿Cómo te está afectando el asesinato de Anna?
R. Lo estoy volviendo a revivir todo. Me está saliendo escenas por la cabeza, por la cara, porque me pica todo, porque estoy de los nervios, tengo mucha ansiedad, solo lloro. Estoy con psicólogos desde que me separé de él pero desde la semana pasada que me enteré de lo de Anna he tenido que volver a tomar tratamiento. Me ahogo constantemente.
P. ¿Estas más tranquila de que esté detenido?
R. Sí, pero también tengo miedo. Un día está detenido y otro fuera. Esta persona no puede salir nunca más a la calle porque va a hacer lo mismo. Tiene un problema mental y ve cosas donde no las hay. Por mucho que esté en la cárcel cuando salga seguirá siendo así.
P. Y tú, ¿tienes esperanza de volver a recuperar tu vida?
R. Bf... He salido ya una vez y siempre he tenido esperanza, pero ahora no sé por qué no la veo pero la veré. Yo sé que voy a salir...
P. Es cuestión de tiempo...
R. Te deja hundida, yo nunca salí a la calle sin maquillar, nunca me hubieras visto así como voy hoy y llevo años desde que me separé de él que no tengo ganas ni de vestirme, no tengo ganas de nada. Incluso yo ahora cuando me visto pienso, donde vas con esto, que pareces una guarrilla y no es así. Pero es lo que el me ha hecho creer y te lo crees, aunque no sea así. Coges los mismos patrones que tiene él...
P. Pues no te lo creas... ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él?
R. No lo recuerdo, pero no hace mucho tiempo.
P. ¿Cuánto tiempo estuvisteis juntos?
R. Cuatro años...
P. Estuviste mucho tiempo aguantando esto...
R. Demasiado, yo no sé cómo lo aguanté. Me apartó de todo el mundo, me quedé sin amigas. A día de hoy, después de haber pasado tres años, no tengo amigas. Me ha fastidiado la vida entera. No me hablo con mi familia...
P. Se hace muy cuesta arriba.
R. Mucho...
P. ¿Te habló de Anna en alguna ocasión?
R. Sí, me hablaba muy mal de ella. Me sabe muy mal por Anna tener que hablar en estos términos, pero hablaba igual que todo lo que insinuaba de mí, es lo que a mí me ha contado de Anna. De mi decía que no le tenía respeto, que me iba con cualquiera... y de Anna igual.
P. ¿Y cuándo te decía esto de Anna no le decías que eso estaba en su mente?
R. Sí, yo le decía que no era normal, que me estaba hablando de una niña de 21 años que no tenía ni idea de lo que era la vida y me hablaba de ella como si tuviera mi edad, 30 años. Yo le advertía de que todo lo que me estaba diciendo de ella era lo que el me acusaba que yo hacía y era mentira. Él me respondía que no, que la habían visto con otros y que se lo habían dicho, pero yo siempre defendía a esta niña, aunque no la conocía. Me dijo que tenían peleas y yo le dije que teniendo todo lo que tenía él o se apartaba o acabaría mal. Mira cómo ha acabado todo.
P. ¿Te constaba que fuera agresivo con Anna y con otras chicas?
R. Sí, con todas. Con todas las que ha estado él me lo ha reconocido y todas las chicas que ha estado me han acabado hablando y explicando su situación. Me decían que a ellas les acusaba de lo mismo y les acababa pegando. Él se médica y esto mezclado con las drogas... La madre sabe todo desde el primer día y no ha hecho nada. Siempre ha defendido a su hijo y es una cosa que no voy a entender nunca. Me gustaría decirles a los padres de Anna que si me necesitan para cualquier cosa cuenten conmigo, sin ninguna duda.
P. ¿Te has sentido desprotegida por la justicia?
R. Sinceramente no. Los he tenido muy encima, tanto a las asistentas sociales como al equipo entero de violencia de género. También los juzgados de Granollers, de Gerona... todos se ha volcado conmigo desde el minuto cero, lo que pasa es que yo no iba a por él. Cuando pasaban las peleas sí que denunciaba, me sentía fuerte, pero luego pasaban tres días y empezaba a comerme la cabeza y a no hacer nada en contra de él.
P. Gracias María, por compartir tu historia.
R. A vosotros, por escucharme.