Este artículo no se va a apoyar en muletillas tales como "de ilusión también se vive" u otras frases hechas. El condicional del titular ya indica que de lo que va a tratar es hipotético. Pero tampoco engaña a nadie al plantear que el escenario que menciona es hoy es más verosímil de lo que muchos podían pensar hasta ahora.

"Nos gustaría que el final de su carrera fuera con la camiseta del Barça y siendo aplaudido por todos los campos allí donde vaya", ha dicho recientemente Joan Laporta sobre Leo Messi. “Esto es una aspiración. No hay nada hablado. Creo que es un final provisional y que conseguiremos que esta aspiración sea una realidad”, agregó ante la prensa.

12 meses después de que el corazón del barcelonismo se resquebrajara con las lágrimas del hoy futbolista del PSG (el 8 de agosto se cumple un año de la desoladora comparecencia del argentino), el presidente culé fantasea y anima a fantasear con la vuelta del 10. Estos son los motivos que llevan a lanzar una pregunta, la del "¿y si sí?".

Las "palancas" de Laporta han permitido demostrar un poderío en el mercado de fichajes que sorprende debido a los graves problemas económicos de la entidad. Parecía imposible contratar al polaco Robert Lewandowski, uno de los mejores delanteros de Europa de los últimos años y el goleador insignia del complicado Bayern de Múnich. Pero Mateu Alemany, director de fútbol, lo ha logrado, cerrando uno de los culebrones del verano.

Y lo ha hecho ante la mirada del Chelsea, interesado en el polaco, que quería venir a Barcelona. Una semana después, ha 'robado' también al Chelsea al defensa francés Joules Koundé, ya en la capital catalana desde Sevilla. Asimismo, el club inglés era el primer interesado en fichar al extremo galo Ousmane Dembélé, convencido finalmente de seguir jugando en el Camp Nou, lejos de Inglaterra.

Laporta y su equipo son una máquina de generar y gestionar ilusiones en un club desilusionado tras la marcha de su referente. Por el momento, solo se le ha resistido materializar una de esas ilusiones, personalizada en el joven atacante Erling Haaland, ya bajo las órdenes de Pep Guardiola en Manchester. Eso sí, la suya era la más descabellada.

"Ojalá pueda volver en algún momento y aportar en algo para que este club siga siendo lo mejor del mundo", dijo de forma vaga el 8 de agosto de 2021. Hoy, el presidente del Barça concreta cuándo y cómo podría suceder: la próxima temporada y como futbolista aún en activo, con 36 años.

Leo Messi firmó con el PSG un contrato de dos años, del que ya ha expirado el primero; el acuerdo contempla un tercer año, que es opcional. Por el momento, no ha trascendido su deseo de acogerse a esa prolongación. Y si no lo hiciera antes de junio de 2023, el argentino se convertiría en agente libre y Laporta podría firmarlo gratis.

Los nuevos e importantes fichajes pueden disipar en Messi la idea de que el club suple sus carencias sobre el campo con "parches", como dijo, acusando al expresidente Josep Maria Bartomeu. Pero a nadie se le escapan los reproches a Laporta después de que este insinuara que podría haberle propuesto de jugar gratis para poder inscribir su ficha en LaLiga.

Además, debería rebajarse el sueldo sustancialmente de los entre 30 y 40 millones de euros anuales que se embolsa procedentes de la entidad presidida por el jeque Nasser Al-Khelaïfi. No obstante, su difícil adaptación y sus pobres números (seis goles y 14 asistencias en la Ligue 1) podrían hacerle ver con buenos ojos su vuelta a can Barça.

A falta de ver cómo se desarrolla su segundo año en París, Francia está siendo difícil para el argentino, cuya familia tampoco quería abandonar Barcelona.

Y para acabar una lista que no está cerrada, Xavi Hernández no se esconde. "Me gustaría que no se hubiera acabado la etapa de Messi. Creo que se merece una segunda oportunidad, una última oportunidad, pero eso es el año que viene. Tiene contrato. Me gustaría. Sí". Y él podría ser una pieza clave para convencer al 10 desde el banquillo y con la pizarra que se abandonó desde Ernesto Valverde.

La complicidad que une a ambos, que han compartido el vestuario del primer equipo 11 años, facilitaría una buena gestión de los pocos minutos que le quedan a un jugador que cumplirá 36 años, con un hambre insaciable. De esta forma, la figura de Xavi como entrenador permitiría firmar el ocaso que deseaba para su carrera: vistiendo la azulgrana antes de volver a Rosario para jugar en el equipo de su infancia, el Newell's Old Boys.

En este sentido, algunos barcelonistas ya se encomiendan al entrenador: "Él lo va a hacer. Él se encargará de traerlo de vuelta a casa".