La escasez de precipitaciones se agrava a Cataluña, donde varios municipios han impuesto restricciones en el agua corriente y la situación afecta a bastiones turísticos como el Congost de Mont-rebei, situado al norte del embalse de Canelles (Lleida), que ve peligrar sus idílicas excursiones en kayak.
Las empresas turísticas mantienen la oferta de excursiones pese a la bajada del nivel del agua pero temen que si la situación persiste, deban renunciar a ellas: "Las más famosas continúan, pero no es lo mismo. En un punto debemos dejar los kayaks y realizar el resto de la excursión caminando. Se camina en lugares donde antes se navegaba", cuenta a NIUS Enric Maestre, de la empresa de aventura Montsec Activa.
Los operadores niegan que hayan sufrido cancelaciones hasta la fecha, pero sí que perciben una bajada de las reservas respecto a otros años: "Explicamos a los clientes la situación y les ofrecemos otras excursiones, hacia el sur del embalse que son muy bonitas pero menos famosas", comenta Maestre.
El nivel actual del embalse de Canelles, donde se almacena el agua que llega del desfiladero, ronda actualmente el 41% de su capacidad, una situación derivada de la falta de lluvias del último año. La bajada del volumen del agua ya ha obligado a suspender actividades de embarcaciones con motor que otros veranos cruzaban el desfiladero.
"No veíamos el pantano tan vacío desde la famosa sequía de 2008", explica Maestre. Las empresas turísticas lamentan que el embalse siga vaciando agua pese a su situación. "Antes no pasaba, lleva todo el invierno abierto", explican.
La situación preocupa. Según la Confederación Hidrográfica del Ebro, que administra el agua del río y sus afluentes, toda la margen izquierda del Ebro, desde Navarra a Cataluña, está en situación de sequía, ya que en los últimos tres meses las precipitaciones han estado por debajo de su nivel. Pero en Cataluña, la situación ya es de reserva de escasez, es decir, los embalses están por debajo de la media de los últimos años.
El embalse de Canelles es un embalse hidroeléctrico unido a un sistema de otros usos, fundamentalmente el regadío. Fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro advierten de que la Noguera Ribagorzana está en situación de sequía prolongada, lo que se agravó con la subida de temperaturas en mayo, que adelantó el deshielo de las montaña, y el uso de esas aguas para el regadío. El embalse se sigue vaciando para regar cultivos.
Los ayuntamientos de la zona, como el de Àger, han solicitado a la confederación una entrevista para buscar alternativas ya que esta afectación provoca el descenso de los ingresos de las empresas turísticas y de la economía de la región.
Piden la reapertura y adecuación del camino de la Reclua, que usaban antiguamente agricultores y ganaderos y que permite acceder de forma rápida al desfiladero. La bajada del nivel del agua ha propiciado que esta vía sea visible para los excursionistas pero no es segura de recorrer debido a su estado. Este paso sería, según las empresas, una excursión alternativa.
También piden mantener un nivel mínimo del 55% de las reservas del embalse, una solución difícil de complacer cuando la escasez de lluvias obliga a usar su agua para el suministro y para regar cultivos.
La ausencia de precipitaciones en Cataluña ha provocado que la reserva hídrica de sus embalses caiga hasta el 51 % de su capacidad -en prealerta por sequía por cuarto mes consecutivo-, un porcentaje que hace justo un año era del 88 %, según datos de la Agencia Catalana del Agua (ACA).
Las cuencas internas de Cataluña tienen unas reservas totales de cerca de 360 hectómetros cúbicos de agua de los 694 que puede llegar a tener en total. Para hallar una situación similar, debemos remontarnos hasta principios de 2018, cuando la sequía hizo que las reservas fuesen de casi 370 hectómetros cúbicos de agua, un 10 % más que ahora.
El pantano de Susqueda está al 54% de su capacidad, el de Sau al 51%, el de Sant Ponç a 67%, el de La Llosa de Cavall al 40%, el de La Baells al 47%, el de Darnius al 55% y el de Siurana a apenas el 18%.