Iván Buscos sufre desde 2018 una lesión medular en la parte izquierda de su cuerpo por zambullirse en una piscina. El no se tiró de cabeza desde gran altura, simplemente hizo el amago de meter la cabeza en el agua desde dentro, un gesto que, según la Unidad de Lesionados Medulares del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, puede suponer todo un riesgo.
Las zambullidas se han convertido en el primer motivo de accidente deportivo que provoca lesión medular. En España, según el Ministerio de Sanidad, se producen 1.000 casos al año. Solo en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, tratan unos 90 pacientes cada año, mayoritariamente durante los meses de verano.
"La zambullida es una acción de tirarse de cabeza en cualquier superficie de agua. No tiene porque haber una roca o arena, simplemente con el hecho de entrar en el agua ya puedes tener una lesión cervical por zambullida. Por eso, es una acción que podemos evitar", advierte Lluisa Montesinos, coordinadora de la unidad.
Si bien las lesiones más habituales en el entorno acuático están vinculadas a los saltos a mar abierto, a ríos o a pozas, en los que no suele verificar previamente su profundidad, desde el servicio aseguran que el simple hecho de meter la cabeza dentro del agua puede provocar una lesión grave.
"Estamos acostumbrados a que los pacientes sean por un traumatismo de alto impacto de gran altura en el contexto del salto de una roca o pacientes que vayan corriendo por la arena y se tiren de cabeza, pero también tenemos pacientes que lo han sufrido desde la propia piscina, como el caso de Iván", añade Xurxo Segura, médico de Iván de la unidad de lesionados medulares.
A Iván todavía le cuesta creer como un gesto tan sencillo como el que hizo le dejó clavado sin poderse mover. "Tenía medio cuerpo metido dentro del agua de la piscina e hice el movimiento de meterme entero. Noté un golpe muy fuerte en el hombro y un hormigón empezó a bajar por el brazo. Salí del agua, vi que no me podía mover y al poco tiempo la pierna no me respondía. Se pensaban al principio que era un ictus pero al ver las distintas pruebas vieron que había algo más. Me llevaron al Vall d'Hebron y vieron que se me había torcido la vertebra, que había salido el disco y había tocado la medula con una lesión incompleta. Me operaron de urgencia para que no fuera a más. Tardé bastante en saber lo que pasaba", explica.
Las lesiones medulares representan una situación bastante dramática para las personas que las sufren y para su entorno puesto que producen al paciente gran incapacidad según el nivel de la columna que se haya visto afectado.
A día de hoy todavía se está recuperando y necesita la ayuda de dos muletas para mantenerse en pie. "Nunca hay una recuperación total. Depende del paciente el pronóstico es distinto. En el caso de Iván evoluciona bien, pero tiene que ayudarse de dos bastones", añade el doctor Segura.
El caso de Iván es un claro de ejemplo del riesgo que supone zambullirse en un medio acuático. Desde la Unidad de Lesionados Medulares del Vall d'Hebron hacen un llamamiento a la población para que sea prudente y se conciencien de los peligros.
"Cada año hacemos campaña de este tipo y la prevalencia de estas lesiones son las mismas. No se qué hacemos mal pero tenemos que concienciar de las conductas de riesgo e intentar limitar la accesibilidad a las rocas. Estas lesiones que provocan la pérdida de sensibilidad y de la función motora de algunas o de todas las extremidades se pueden eludir si se siguen unas recomendaciones muy sencillas", lamenta Xurxo Seguro.
En este sentido recomiendan evitar tirarse de cabeza al agua; y, en caso de hacerlo, siempre con las manos por delante y la cabeza entre los brazos extendidos en prolongación del cuerpo, de manera que si se produce un impacto contra el suelo o una roca no sea contra la cabeza y/o el cuello.