Una cámara vigilaba desde hace dos años a la auxiliar de enfermería, en prisión por posible asesinato
En el verano de 2015 una mujer octogenaria murió de forma sopechosa en la unidad de Medicina Interna del Hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares, Madrid. En la quinta planta donde trabajaba como auxiliar de enfermería, Beatriz, ahora detenida. Una denuncia del hospital llevó a investigar a la policía, que no logró pruebas suficientes para considerarla un asesinato. A petición de los investigadores la jueza autorizó la colocación de una cámara de vigilancia, de la que nada han sabido los sanitarios.
La cámara de videovigilancia seguía los pasos de la auxiliar. Hasta que se fue por una baja. Según su familia por una lesión en la muñeca, causada por un paciente agresivo, al que aseaba. Año y medio ha durado essa baja hasta que, en mayo, Beatriz se reincorporó a su puesto.
El pasado jueves día, 3 de agosto, saltaron de nuevo las alarmas en el hospital. Una mujer de 86 años moría de forma repentina mientras esperaba el alta. Los médicos decidieron, con permiso familiar, hacer un TAC, una prueba de imágen, como un escáner, que dió la respuesta. La mujer tenía una gran cantidad de aire en el corazón, que le había ocasionado la muerte de forma inmediata. Una causa nada fortuita. Beatriz estaba de turno en esa quinta planta.
Los investigadores revisaron las imágenes de la cámara y Beatriz fue detenida. La jueza la envió a prisión comunicada y sin fianza por un posible delito de asesinato, que podría tener agravante de alevosía y de superioridad, porque la fallecida no tuvo ninguna oportunidad. Se investiga si puede haber otros fallecimientos sospechosos.