Entran sin llamar, sin miramientos, e interrumpen el pacido sueño de un peculiar huésped, que dormía tranquilamente en su mullida cama de un hotel de Getafe, en Madrid. Eso sí, en la mesita de noche, además del móvil, tenía una pistola cargada, montada y preparada para abrir fuego y, según Hernán Puente, portavoz de la Policía Nacional, “en el momento de la detención y dada la peligrosidad del esta persona, ya que en otras ocasiones abrió fuego contra los agentes, fue necesaria la intervención de agentes del GEO”. Se trata de un histórico delincuente de 66 años que llevaba fugado de la madrileña cárcel de Alcalá Meco desde que el pasado mes de abril cuando, aprovechando un permiso penitenciario, no regresó a su celda. En los últimos 30 días habría realizado 9 atracos en bancos. Su 'modus operandi' era bien sencillo: entraba solo en las sucursales bancarias con la cara descubierta, ignorando por completo las cámaras de seguridad, y con un aplomo y una tranquilidad pasmosa, se acercaba a la cajera y sacaba su pistola, la misma que los agentes encontraron en la habitación de hotel. “La detención fue compleja porque esta persona, dada su experiencia, no daba pista alguna sobre su paradero, ni daba pista sobre cómo llegaba o salía de los sitios que atracaba”, nos cuenta Hernán Puente. Son 35 años de experiencia en asaltos, que ahora, llegan a su fin.