Desde hace años la Asociación de niños ucranianos en Andalucía realiza proyectos de acogidas para menores en situación de vulnerabilidad. La mayoría de ellos, están en orfanatos porque su familia, los que tienen, no pueden hacerse cargo de ellos. Tras el conflicto, la organización está en contacto con los monitores de Ucrania que les van contando cómo viven la situación. “Estamos y, están, viviendo esto de una manera muy traumática, estamos muy angustiados y tenemos miedo”, cuenta a NIUS José Antonio Liébana Checa, vicepresidente de la asociación andaluza.
Con sede en Algeciras, trasladan niños a todas las provincias de la comunidad y hasta Madrid y Galicia. “Todos los años íbamos, ayudamos a las familias ucranianas y aquí se les busca una familia a los niños”, relata Liébana. La mayoría vienen tres meses en verano y, los hay, que también vienen un mes en invierno. Son distintos proyectos.
Están en contacto diario con Ucrania. “No queremos que los niños se queden en la calle”, asegura. Por el momento, están en contacto con el consulado en Málaga para buscar la forma de ayudar. "Traer a los niños del orfanato hasta aquí, es lo que queremos”, explica. Pero ante el caos y la incertidumbre no se sabe qué pasará con ellos.
Sin la autorización del gobierno ucraniano los niños no pueden salir del país, “ellos tienen su pasaporte en regla y las maletas preparadas para salir en cualquier momento cuando tengan el permiso”, apunta. Una salida que, de producirse, sería por carretera en autobús en dirección a Polonia.
Desde que comenzó el conflicto, la asociación está recibiendo “muchas llamadas”, de gente que ofrece ayuda. “Nos dicen que tenemos las puertas abiertas de sus casas por si las necesitamos en un momento dado”, aunque por el momento “no podemos hacer nada más que confiar en que el desastre acabe pronto, por el bien de los niños y de una sociedad que huye en busca de la paz”.
La preocupación se extiende entre las familias de acogida. “Ya los conocen y han convivido con estos niños. Durante la pasada Navidad estuvieron con nosotros”, detalla. La mayoría, 35 de ellos regresan todos los años al Campo de Gibraltar y la provincia de Málaga, otros 15 son acogidos en Madrid y el resto por familias gallegas.
Ahora, en un escenario de guerra, el deseo de estos padres de acogida es que los niños puedan regresar cuanto antes: “Estamos esperándolos con los brazos abiertos”.