Cada semana María acude sin falta a una residencia para mayores de la provincia de Sevilla. Allí, sin memoria ni recuerdos, vive su marido desde hace más de una década. El Alzheimer ha cambiado la historia de esta pareja. El hombre que maltrató a María durante años, ahora lo ha olvidado y la espera cada semana.
María, de 71 años, en cambio lo recuerda todo. Empezando por su luna de miel hace 50 años. Nada más volver a casa se llevó la primera bronca cuando su marido la culpó de que no les llegara la televisión que acababan de comprar a la hora que le habían dicho. "¿Qué culpa tenía yo?", se pregunta 50 años después.
Ella siempre tenía la culpa de todo, aunque no tuviera nada que ver. Y con las broncas enseguida llegaron los insultos. “Me llamaba de todo, de todo, de todo, de todo…”, repite entre lágrimas. “A veces me llamaba guarra y me cogía de la mandíbula apretándome fuerte”, recuerda María.
Los años pasaron. Tuvieron cuatro hijos y sus cuatro hijos crecían ajenos a todo. “Yo no quería que ellos sufrieran”, así que María ocultaba como podía las humillaciones y los momentos de tensión con su marido. Lo que era más difícil de ocultar eran todas esas veces que volvía bebido de la calle. En una ocasión armó de valor y se encaró. “Le llamé borracho y me pegó una torta”.
Pronto se dio cuenta de tenía que hacer algo. Pasó por psiquiatras y psicólogos. “En aquella época no se sabía mucho y le mandaban pastillas”, recuerda María. Eran los años 70 y 80. Al final acudió a un centro de atención a la mujer en Sevilla y allí le explicaron que estaba siendo maltratada y le aconsejaron que se separara.
Las personas mayores tardan más denunciar o lo que es lo mismo, aguantan más. Los datos los ha confirmado la Consejería de Igualdad de la Junta de Andalucía que asegura que las mujeres mayores de 65 años tardan en denunciar 26 años y medio. El resto de mujeres entre los 16 y los 64 años tardan una media de nueve años.
“Cada vez que le hablaba de divorcio se autolesionaba”, explica María. Era la forma de coaccionarla y así poco a poco los años siguieron pasando... Hasta que a su marido le detectaron Alzheimer. "Primero no recordaba dónde dejaba las cosas y se desorientaba a menudo", pero pronto la enfermedad fue a más.
María lo estuvo cuidando hasta que no pudo más y hace 12 años lo ingresó en una residencia para mayores. Ahora una vez a la semana acude para verlo. Le acompaña durante un rato y le hace fotos que luego envía a sus hijos para que vean que está bien.
“Parece un niño, me quiere besar todo el tiempo y a veces me llama mamá”, relata María. “Ahora lo veo tan indefenso que me da pena”, dice entre lágrimas. Su marido ha borrado de su memoria todos los insultos, amenazas y humillaciones que le hizo pasar... pero no han desaparecido, siguen muy vivos en los recuerdos de María.
“La Fundación Ana Bella me ha ayudado mucho, sobre todo la psicóloga”, nos confiesa. Y lo hace justo cuando la Junta de Andalucía ha presentado una campaña para luchar contra la violencia machista dirigida especialmente a las personas mayores.
“Yo lo cuento por si le ayuda a alguien”, dice María, que en realidad no se llama María.... Nos ha pedido que ocultemos su nombre. Una vez más lo hace para proteger a sus hijos, pero lo cierto es que sus hijos ya saben algo.
-¿Sabes qué me dijo el otro día uno de mis hijos?, nos pregunta María.
-No lo se.
-Que le recordaba a la película 'La vida es bella'
-¿Y tú qué le dijiste?
-Yo... le di las gracias.