"No estoy todo el día cantando", advierte Iván Cuenca desde el principio. Pero lo cierto es que este técnico en cuidados auxiliares de enfermería se ha convertido en la voz de la unidad de nefrología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Desde que llegó hace cuatro años, Iván canta a los pacientes que se lo piden... y cada vez se lo piden más.
Su última actuación han sido unas sevillanas para una niña ingresada en su planta. Era su cumpleaños y se arrancó por el compás del grupo Los del Guadalquivir. "Cantarles ayuda a que se ausenten un poco de la enfermedad", cuenta Iván a NIUS, "y así desconectan un ratito del hospital". Nefrología es una unidad donde las estancias son largas. Iván intenta acortarlas con música. "Para que sean más llevaderas", nos cuenta.
Desde sevillanas hasta fandangos, pasando por rumbas y mucho flamenco. "Coplas también me suelen pedir, pero menos", confiesa Iván que fuera del hospital tiene un grupo de música de nombre Aldebarán con el que actúa en todo tipo de celebraciones. "Estoy libre para cantar en la feria", dice Iván. Lo cierto es que cantar en el hospital a punto estuvo de conseguirle una invitación para actuar en una caseta el año que la pandemia dejó Sevilla sin su feria.
Sin embargo, sus mayores promotores son sus compañeros de planta. "Son como mis mánagers", dice Iván, "van diciéndole a los pacientes que yo canto para que luego me pidan canciones". Y lo hacen. Canciones de cumpleaños o villancicos en navidad. "En cuaresma suelo cantar saetas", dice Iván.
"Es una experiencia maravillosa", cuenta a NIUS, pero también es dura. "Intento poner delante una barrera, pero es inevitable emocionarte". Y entra esa emoción donde vive la música y su vocación por ayudar, Iván ha encontrado una forma de llenar de vida su hospital... y se llama cantar.