Los granadinos se quedan desde este año sin una de sus principales ofertas de ocio veraniegas en la ciudad. El mítico parque acuático Aquaola, situado en Cenes de la Vega, ha anunciado que cierra definitivamente sus puertas tras 36 años haciendo disfrutar a miles de visitantes cada verano.
La empresa no ha podido hacer frente a las dificultades económicas que llevaba arrastrando en la última década. “Ya venían siendo unos años complicados desde la crisis de 2008, pero cuando llego el covid el golpe fue tremendo”, explica a NIUS la gerente de Aquaola, Raquel Rodríguez.
A la caída del rendimiento de las instalaciones desde la crisis, se sumó la pandemia del coronavirus en 2020, que obligó al parque a reducir su actividad. Las restricciones agravaron aún más la situación, ya que una buena parte del público venía desde otras provincias cercanas a Granada, como Jaén.
El parque ha sido un importante núcleo de crecimiento económico y desarrollo en Cenes de la Vega, localidad donde se ubican sus instalaciones. El alcalde de este municipio granadino, Juan Ramón Castellón, ha contado a NIUS que la noticia del cierre definitivo de Aquaola ha caído como “un jarro de agua fría”.
Castellón lamenta que, además de lo que significa el cierre de una empresa, es “una pena enorme perder nuestro parque acuático, uno de los pioneros a nivel andaluz y con lo que significó en su momento su apertura”.
Aquaola se inauguró en el verano de 1986 y supuso un referente en lo que a actividades de ocio de verano se refiere. En aquel momento, solo existían tres parques acuáticos en España. Además, era el único parque acuático del área metropolitana de Granada.
Aquaola daba trabajo a unos 50 trabajadores durante los meses de apertura y alrededor de 15 empleados realizaban tareas de mantenimiento el resto del año. “Ha sido una pena que se pierdan estos puestos de trabajo, muchos lo complementaban trabajando en Sierra Nevada durante el invierno”, ha asegurado la gerente.
Raquel Rodríguez ha querido mandar su agradecimiento “a todos los que nos han visitado todos estos años y a los trabajadores, que han hecho lo imposible en cuerpo y alma para que el parque pudiera seguir abierto”.
Ahora, el futuro de las instalaciones está por ver. La dirección de la empresa ha puesto en venta el terreno, a la espera de que algún inversor quiera hacerse cargo y reflotar la actividad de este parque de atracciones acuáticas. “Nos encantaría que pudieran continuar lo que creamos hace ahora 36 años”, dicen sus responsables.