La pierna biónica que Pedro dibujó para su madre Carmen
Carmen contó en mayo a NIUS que estaba recaudando dinero para conseguir una pierna biónica
Ha conseguido reunir los 39.000 euros que necesitaba
Su hijo ha hecho el diseño de su nueva pierna
A Carmen Cocera la conocimos en mayo de este año, acababa de perder su pierna izquierda, pero no la fuerza. Con una sonrisa de oreja a oreja emprendió un viaje para conseguir una pierna biónica y volver a caminar... un viaje que acaba de llegar a buen puerto.
Para lograr su objetivo Carmen necesitaba casi 37.000 euros. Empezó a recaudar dinero: vendió pulseras, mochilas, hizo mercadillos solidarios... y colocó huchas en los negocios de su pueblo, Cazorla, en Jaén. Ahora, siete meses después, lo ha conseguido. "No me lo puedo ni creer", explica Carmen, que ha recaudado seis mil euros más de lo que necesitaba.
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Ha sido un proceso largo. Mientras recaudaba el dinero una ortopedia de Jaén le preparaba su futura pierna. En agosto empezó a ponérsela para probar. Hace dos meses se la llevó a casa con un encaje provisional y empezó a dar sus primeros pasos. Poco a poco fue pudiendo poner un pie delante del otro y con su pierna provisional cumplió la promesa que se hizo al empezar este viaje. Ir de pie hasta la ermita del Rocío.
Volver a caminar
A Carmen le tuvieron que amputar la pierna después de cuatro años de médicos y hospitales que empezaron con un tirón en el muslo y que acabaron siendo un sarcoma. Entre medias, esta empleada de limpieza de una residencia de ancianos, pasó por operaciones, sesiones de quimioterapia y rehabilitación, mucha rehabilitación... hasta que no hubo más solución que amputarle la pierna.
Esta semana la ortopedia le han entregado la versión final, con su encaje definitivo y un diseño muy especial... Impreso en la pierna biónica han puesto el dibujo que hizo para ella su hijo Pedro de 12 años. En él se puede ver a Carmen ya con la pierna biónica pero volando con una camiseta que pone Live (vive). "La gente dice que me parezco", confiesa Carmen sin parar de sonreír.
Aunque ya anda perfectamente, se está habituando al nuevo encaje que pesa algo menos que el provisional. Aún hay cosas que le cuestan: "Subir y bajar las cuestas y en Cazorla hay muchas", nos cuenta. Nada que no pueda superar Carmen que disfruta de la doble satisfacción de haber conseguido su sueño: volver a caminar y hacerlo con la pierna que su hijo dibujó para ella.