La primera vez que Alex vio un lince ibérico tenía más de 30 años. Nunca lo había visto y nunca oyó hablar de él. Hoy, tres años después, Alex Hohne y su esposa Jess, dos jóvenes sudafricanos viviendo en Sierra Morena, se han convertido en sus grandes defensores.
¿Dos jóvenes sudafricanos viviendo en Sierra Morena? Empecemos por aquí. Alex, hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de propietarios de minas de diamantes en Sudáfrica decidió un día que la quinta generación cambiaría la tradición familiar e hizo la maleta sin destino fijo. “Miré Argentina, Estados Unidos y Europa”, nos cuenta Alex.
Después de mucho comparar, Alex y su esposa decidieron poner rumbo a Jaén y allí compraron una finca en el Barranco de San Miguel de Andújar. Un terreno de 1.000 hectáreas repleto de vida, con águilas reales e imperiales, buitres negros, venados, ciervos, jabalíes... y bisontes europeos.
¿Bisontes europeos en Jaén? Sigamos por aquí. Una vez instalados, Alex y Jess decidieron implantar un rebaño de 17 bisontes procedentes de Polonia, una especie que casi despareció del planeta a principios del siglo XX. No fue lo único. También plantaron 3.000 encinas microrrizadas de trufa negra. “Estamos muy concienciados con la conservación de la naturaleza”, cuenta Alex.
Así fue como conocieron la existencia del lince ibérico y así fue como decidieron colaborar con proyectos de la Junta de Andalucía en colaboración con socios como la ONG Fundación CBD-Hábitat, como el proyecto Lynx Connect. “Nos enamoramos de este animal”, dice Alex, “las veces que lo he visto me he emocionado”.
Desde entonces, la ONG y la pareja colaboran en la recuperación de una especie que poco a poco va ganando terreno. Actualmente, hay algo más de 1000 linces en España, diez veces más de los que había hace veinte años. Pero hay que seguir trabajando.
¿Y qué pueden hacer dos sudafricanos por el lince ibérico? Mucho, empezando porque en la finca de Alex y Jess hay dos parejas y varias crías. Adecuar el terreno y colaborar con CBD-Hábitat en sus programas es importante para ayudar a que el felino deje de ser una especie en peligro. Se calcula que para ello son necesarios cerca de 3.500 individuos. Lo que no se sabe es cuantos Alex y Jess hacen falta para llegar a lograrlo.