El día que el guardia civil Joaquín Reyes salvó la vida de una niña de tres años en Garrucha

  • El agente escuchó los gritos de la madre y salió a la calle para ver qué ocurría

  • La niña de tres años había entrado en parada después de convulsionar

  • Con las maniobras de reanimación cardiopulmonar volvió a respirar

Joaquín Reyes tiene 50 años y desde hace 20 está destinado en el puesto de la Guardia Civil de Garrucha, en Almería. Este miércoles estaba de servicio en una oficina controlando la entrada y salida cuando sobre las once de la mañana escuchó los gritos desesperados de una mujer. Su hija, de tan solo 3 años, había caído desplomada al suelo.

“Socorro, mi hija se muere, ayuda”, gritaba la madre. El agente no dudó en acercarse y vio a la pequeña convulsionando. Ella le tocaba la cara y la niña no reaccionaba. Le pidió a la madre que lo dejara actuar: “Perdió el pulso, no respiraba”, cuenta a NIUS Joaquín. Rápidamente la tumbó en el suelo y comenzó con las maniobras de reanimación cardiopulmonar… “A los 40 segundos la niña dio un fuerte suspiro y volvió a respirar”, recuerda el agente.

Estaban a 100 metros del centro de salud y pensó en cogerla en brazos para llevarla allí, pero en esos segundos decidió no hacerlo por si volvía a entrar en parada. En 5 minutos llegó la ambulancia que la trasladó al centro hospitalario. “Los médicos me dijeron que posiblemente la fiebre tan alta le provocara convulsiones y después la parada”, dice Joaquín.

"He hecho lo que haría cualquiera"

En más de 20 años de servicio nunca había intervenido en algo así. “No he podido pegar ojo en toda la noche pensando en la niña”, reconoce emocionado. Al mismo tiempo lo recuerda como “unos minutos muy amargos que no le desea nadie”, con la madre chillando de dolor a unos metros de dónde él trataba de salvarle la vida a su hija. En ese momento, trató de evadirse y solo escuchaba a un vecino que se paró y le decía “Sigue, sigue, que vas bien”.

Cuando los servicios sanitarios se llevaron a la pequeña toda la calle rompió el silencio con aplausos para el agente. “He hecho lo que haría cualquiera en un momento así”, dice. Después de esto se agradece aún más todos los cursos de reanimación cardiopulmonar que ha hecho a lo largo de su vida. “Siempre he pensado que todo el mundo debería saber porque se salva una vida en un momento”, dice. Es lo que ha hecho Joaquín Reyes, se ha convertido en el ángel de la guarda de la pequeña que se recupera en el hospital.