Lágrimas y un emotivo abrazo ponen fin a días de miedo e incertidumbre para tres mujeres, abuela, madre y nieta, que han huido de Ucrania escapando de la guerra.
Anna de 25 años y su madre Ola Petrivska llegaron a España "hace un par de días". Lo hicieron en autobús. Su madre recuerda que cuando hablaba con su hija por teléfono, solo escuchaba los impactos de las bombas de fondo.
Tenían que salir del país y por ello, no dudaron en comprar dos billetes de autobús y viajar a España vía Polonia. "Es muy duro lo que está pasando", "apenas podías dormir una o dos horas, no era seguro", recuerda la joven Anna.
Este sábado, cerca de la medianoche, en un avión procedente de Varsovia con destino Málaga, llegaba su abuela. Visiblemente emocionada se fundía en un abrazo con su hija y su nieta. "No puedo hablar, tengo el corazón roto, lo siento mucho" relata en ucraniano.
No saben cómo será su futuro a partir de ahora. Aunque Anna espera poder encontrar pronto trabajo.
En su huida han contado con la ayuda del propietario de un taller de Marbella que acoge a ucranianos que han tenido que dejar su vida atrás por la invasión rusa.
No fue el único reencuentro de la noche en el aeropuerto de Málaga. Tras horas de espera, Oksana de 18 años y residente en España "desde hace tiempo", pudo abrazar de nuevo a su madre. Los últimos días los había pasado escondida en Ternópil al oeste de Ucrania, refugiándose en un sótano de las bombas. Un viaje en tren, un autobús y un avión le han permitido reunirse con su familia.
Pero su reencuentro tuvo un sabor amargo. Un mensaje en su teléfono le informaba que el hijo de su vecina, de tan solo 18 años, había muerto en combate. "Es horrible lo que está pasando" cuenta Oksana, "la gente coge armas sin haberlas aprendido a usar", "están luchando hasta lo último por su país".
Historias que se repiten una y otra vez en diferentes puntos de España. Distintos protagonistas con un mismo objetivo: huir de la guerra.