La insólita situación a la que se enfrentó la Policía Local de Jaén: "Prometemos que todo es cierto"

  • Un conductor de Jaén comete hasta seis infracciones en pocos minutos en presencia de una patrulla de la Policía Local

  • Conducir bajo los efectos del alcohol, sin cinturón de seguridad y con el teléfono móvil en la mano, son algunas de las faltas que cometió al volante el protagonista

  • Los agentes pudieron interceptarlo cuando aparcó sobre un paso de peatones para miccionar en la vía pública

A veces la realidad supera a la ficción, y lo que la Policía Local de Jaén vivió la pasada semana es una prueba de ello. El protagonista del film: un conductor ebrio que interpretó a la perfección una serie de infracciones, tan insólitas como preocupantes, culminando en una intervención policial digna de un guion de comedia, aunque con consecuencias muy serias.

"Prometemos que en esta historia todo es cierto", escriben los agentes antes de comenzar con el relato de lo ocurrido. Todo comenzó cuando la patrulla en cuestión vigilaba vehículos mal estacionados, nada fuera de lo habitual. Pero, de repente, un coche pasó junto a ellos con el conductor teléfono móvil en mano y sin el cinturón de seguridad.

No solo eso, sino que iba a tal velocidad, que los agentes no pudieron interceptarlo. Lo curioso es que el mismo vehículo decidió regresar, como si quisiera dar a los agentes una segunda oportunidad para verlo en acción.

Una botella de cerveza en la mano

En esta segunda aparición, el móvil había sido reemplazado por una botella de un litro de cerveza. Al parecer, la multitarea del conductor no tenía límites. Ignorando nuevamente los intentos de los policías para que detuviera su marcha, el hombre continuó su trayecto hasta que decidió estacionar… en un paso de peatones.

El espectáculo no terminó ahí. Bajándose del coche con una lata de cerveza en la mano, el conductor procedió a arrojarla al interior de un instituto cercano y, sin mediar pudor, a orinar en la fachada del mismo. Con una paciencia por encima de lo establecido, uno de los agentes esperó a que el hombre concluyera su "tarea" antes de sorprenderlo con su presencia.

Como era de esperar, el desenlace no fue divertido para el protagonista de esta surrealista aventura. La prueba de alcoholemia que le realizaron por motivos obvios, reveló una tasa de 0,85 mg/l, lo que constituye un delito penal. Además, fue denunciado por un extenso repertorio de infracciones: uso del móvil durante la conducción, conducir sin cinturón de seguridad, estacionamiento indebido en un paso de peatones, arrojar basura fuera de los contenedores o miccionar en la vía pública.

Varias infracciones pocos minutos, una historia que puede arrancar una sonrisa, pero que de divertida no tiene nada. Por suerte los agentes pudieron darle el alto antes de que llegase a provocar un final mucho más dramático.

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