Las esquinas del centro de Córdoba tiemblan cada vez que un vehículo pesado se adentra por sus calles estrechas... Lo de temblar es literal. El último incidente fue hace tan solo una semana cuando un camión tiró abajo parte del balcón de una vivienda. "Imagínate estar en el salón y que de repente todo se mueva", dice Manuel Ortega, de la Asociación de Vecinos San Lorenzo Existe.
Días después, varios operarios tuvieron que desplazar parte del cableado de luz e incluso mover uno de los faroles que iluminan la calle para que el tráiler de un camión pudiera salir del centro provocando un pequeño atasco. "Es evidente que no caben", dice Manuel, pero siguen entrando.
La mayoría de las calles al casco histórico están cerradas, una de las pocas vías abiertas es la avenida María Auxiliadora. "Muchos usan estas calles para atajar por el centro", explica el presidente de la asociación de vecinos. Otros en cambio vienen a conciencia, como los autobuses cargados de turistas que descargan en pleno corazón de Córdoba.
"Hace muy poco un autobús se quedó atascado al girar en una calle", cuenta Manuel a Informativos Telecinco. No es el único problema. La segunda planta de los autobuses turísticos pasa a la altura de las viviendas provocando problemas de intimidad. "Hemos llegado a ver turistas echando fotos a vecinos en sus casas", denuncian desde la asociación.
En esta batalla entre coches y esquinas hay otras víctimas silenciosas. Son las señales de tráfico y sobre todo los semáforos. "Hay uno de peatones que parece que le tienen manía", dice Manuel Ortega. Muchos vehículos extreman aquí el giro para evitar darse con la pared contraria y acaban golpeando este semáforo que sobresale de la pared. Así que no es raro verlo doblado, caído o directamente del revés, como apareció recientemente.
"La calle más ancha mide unos ocho metros, incluidas las aceras, y la que menos, algo más de tres metros", explica el presidente de la asociación de vecinos. Si restamos el espacio que ocupan los vehículos, falta sitio para los peatones. "Se han producido algunos atropellos", dice Manuel, "y eso que aquí se debería circular a 20 kilómetros por hora".
A la alta velocidad y el poco espacio hay que unir el ruido y la contaminación. "No solo hay que limitar la altura y el tonelaje, hay que reducir el flujo del tráfico", dice Manuel, que desde la asociación ya han comunicado al Ayuntamiento de Córdoba en varias ocasiones sus preocupaciones.
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