Las últimas lluvias sobre Granada habían dejado en vilo a una pequeña pedanía de Guadix. En Belerda, un conjunto de casas ubicadas sobre un barranco veían cómo una enorme roca había empezado a desquebrajarse hasta el punto de que parte se había llegado a desprender.
Bajo la amenaza, había tres viviendas. Una no se había visto afectada, una segunda casa estaba abandonada y la tercera era la segunda residencia de una familia. Sin riesgo para nadie, la urgencia solo estaba en poder controlar el momento en el que la piedra cayera.
"El día anterior se desquebrajó parte y había una enorme grieta", explican desde el consistorio accitano. Por eso un equipo de expertos se desplazó hasta la zona para analizar las distintas opciones de derrumbe debido al tamaño y la complejidad del terreno. Finalmente decidieron utilizar agua para acabar con lo que el agua había empezado.
Tras limpiar y despejar encima encima y debajo de la roca, desde las tres y media de la tarde varios bomberos lanzaban agua a presión con las mangueras. Atacaban directamente a las zonas de la grieta intentando que la roca se fuera desprendiendo poco a poco.
Casi cinco horas después, a las ocho en punto, la roca se desprendió finalmente sobre el barranco de forma controlada y sin causar daños. Lo hizo en dos enormes trozos que los vecinos de Belerda reciberon con un aplauso que puso fin a.
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