Como empuñadura, el mango de plástico del manillar de una bicicleta, y como cañones dos trozos de tubos soldados, así de sencilla y así de peligrosa era el arma casera que se había fabricado un vecino de Granada de 60 años y de nacionalidad española y con la que paseaba por la vía pública.
Eran cerca de las dos de la noche cuando una dotación policial que se encontraba en servicio con la misión de prevenir la comisión de delitos y el mantenimiento de la seguridad ciudadana en el distrito Norte localizó en la intersección de dos calles a un individuo que llevaba al hombro un objeto que desde lejos se asemejaba a una ballesta.
Nada más llegar a su altura, los policías solicitaron la entrega del artefacto, comprobando en ese momento que se trataba de un arma de fuego de fabricación casera. En su interior además encontraron dos cartuchos del calibre 12 sin detonar.
La inspección de dicha arma mostró que estaba compuesta a partir de dos tubos metálicos a modo de cañones colocados de forma paralela, ambos de unos 60 centímetros de longitud. Los cañones ni siquiera estaban estriados, lo que provoca el giro de la bala aportando precisión al disparo.
El portador del arma manifestó que la había fabricado él mismo. Los agentes una vez que consiguieron identificarle, descubrieron que contaba con antecedentes policiales. Tras la incautación del arma y su munición, le detuvieron como presunto autor de un delito de tenencia ilícita de armas y ha sido puesto a disposición de la autoridad judicial.
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