Elena, la sevillana que cambió la arqueología por las croquetas: "He creado una con sabor a serranito"
Todo empezó por la receta de croquetas de lomo a la naranja que heredó de su madre
Desde entonces ha creado croquetas con sabor falafel, morcilla con manzana o espárragos con brie
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Arqueóloga de profesión, Elena Fernández lo ha dejado todo por el mundo de las croquetas. Una pasión heredada de su madre, que falleció hace un año y medio. Fue entonces cuando decidió que no iba a aplazar ni un día más su sueño de abrir un negocio de comida, donde las croquetas fueran las protagonistas.
En ese momento Elena dijo adiós a excavaciones e investigaciones, como la de la 'Silla del Papa' que llevó a cabo en Baelo Claudia, en Bolonia, en la provincia de Cádiz. También dejó a un lado un negocio de reparto que tenía con su pareja. Y con las manos ya vacías, empezó a amasar las recetas de su madre.
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"Ya sabía hacer las de puchero, jamón y bacalao", cuenta su pareja Rodolfo, y de su madre cogió las de lomo a la naranja. Luego poco a poco fue incluyendo nuevos sabores, como mejillones con curry rojo o morcilla con manzana. Y con un total de 10 variedades de croquetas, hace un mes inauguró Kroquetamente, en Utrera, en la provincia de Sevilla.
Desde entonces Elena no ha parado. Ya ha incorporado nuevos sabores. "He creado una con sabor a serranito", nos cuenta. Le gustaba tanto típico plato sevillano que se metió en cocina y no salió hasta conseguir el sabor exacto. "Lo mismo le pasó con el falafel", explica su pareja Rodolfo, "todo lo que le gusta lo convierte en croqueta".
Ya son doce las variedades de croquetas con los que cuenta la carta de Elena, donde además hay opciones para vegetarianos, como la croqueta de espárragos con queso brie o la propia de falafel. También hay sabores de temporada, como el de pizza margarita que sacó estas pasadas navidades.
El último proyecto de Elena no era fácil, pero lo ha logrado. Crear un negocio solo de croquetas con las recetas de su madre. "Es una locura", dice Rodolfo, "solo de serranito vendemos unas 600 semanales". Y así cada nuevo sabor se convierte en un reto para esta arqueóloga que lo dejó todo por su pasión por las croquetas.
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