"Flores pa´mi Bartolo", la exposición sobre la muerte con flores de la corona funeraria de su abuelo

Bartolo solía celebrarlo todo con claveles rojos, eran sus favoritos, por eso cuando falleció en agosto de 2020 la corona de flores que le acompañó estaba llena de ellos. Algunos de esos claveles los guardó su nieta Klaudia Gómez. "Por quedarme algo de él", explica la joven, "porque no tenía cosas que me recordaran a mi abuelo".

Tres años después, Klaudia ha recuperado esos claveles y los ha convertido en los protagonistas de su primera exposición a la que ha llamado 'Flores pa' mi Bartolo'. "Habla de la muerte y de cómo yo la he podido vivir", explica Klaudia, "busco normalizarlo un poco, quitarle el tabú y así celebrar más la vida que la muerte".

La joven de 24 años tenía una relación muy directa con su abuelo materno. "Mis padres trabajaban así que he pasado mucho tiempo con ellos", dice su nieta que este año empezó a escanear las flores para un trabajo de clase. "Hice muchas pruebas", cuenta la artista, "según pasaba la banda del escáner algunas las dejaba quietas y otras las movía".

De todas las imágenes que resultaron, Klaudia se quedó con once y al final se animó a presentarlas al concurso de arte 'Emergentes 2023' de la Escuela Superior de Arte José Nogué de Jaén, en la que había estudiado. "El jurado elige un proyecto y eligieron el mío", explica la joven que a partir de ese momento empezó a preparar su exposición.

Apoyo de la familia

Antes ya había avisado a su familia de lo que estaba haciendo. "Todos estaban muy contentos porque no era algo triste, quería que provocara todo lo contrario", dice la joven artista. De hecho, a la inauguración acudió su abuela, la mujer de Bartolo, y también asistieron varias hermanas de su abuelo.

"Gracias a dios todo el mundo me está felicitando", dice Klaudia, "está gustando bastante". La exposición combina las imágenes tomadas por la propia artista con flores naturales, como claveles, gerberas, paniculatas y eucaliptos cuyos colores y aromas inundan la sala Fausto Olivares, en Jaén. Una íntima reflexión sobre la muerte que invita a celebrar la vida.

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