Ángel Romero lleva toda la vida sirviendo cafés. Lo hace en el negocio que heredó de sus padres, en Bailén (Jaén), y presume de conocer los gustos de cada uno de sus clientes. “Son como familia. Entran por la puerta y no hace falta que me digan lo que quieren porque lo sé”, asegura este experto cafetero que, hace unos meses, decidió darle un valor añadido a su especialidad.
Porque servir un buen café es todo un arte, pero en su caso la inspiración va más allá. “Intento buscar la mayor calidad posible y un día se cruzó en mi camino un tutorial de Youtube de 'latte art'". O lo que es lo mismo, hacer dibujos en la superficie de los expresos. Empezó a practicar en el bar y a mostrar sus progresos a uno de sus clientes habituales que le propuso un reto. "Publicar un café nuevo todos los días, durante un año", explica Ángel que le echó valor y decidió dedicarlos a sus vecinos.
Desde entonces, y ya van casi 365 días, este hostelero cumple con el trato. A las seis de la mañana, hora a la que levanta la persiana de Cafetería Parada, ya tiene lista su obra de arte. "Muchas veces, lo tengo pensado y visualizo en mi cabeza la composición. Otras, improviso, según la forma que adopte la espuma, y son los que mejor salen", asegura.
Para ello, es clave la leche que utiliza. "Fresca, del día, al cremarla se consigue una textura más sedosa”. Ideal como lienzo. Una vez que empieza tiene que ser rápido. Poco más de un minuto. "Hay poco margen porque al enfriarse se va diluyendo la crema y pierde nitidez", explica.
Sin tiempo que perder, le hace la foto y la sube a sus redes sociales, dando los buenos días y explicando el motivo de su diseño. A la vecina que se saca el carnet de conducir, al que abre un negocio nuevo, al de toda la vida, al que celebra su aniversario o al que ya no está. "Hay gente que incluso se ha emocionado porque el café le ha llegado en un momento difícil y hemos llorado juntos", asegura este maestro de la espuma, capaz de hacer un retrato con sabor a café.
Un barista autodidacta que con sus diseños pone la guinda a un expreso exquisitamente preparado. "Utilizo tres mezclas de café y, no es porque lo haga yo, pero es el mejor de la zona". Por eso, la mayoría corre a degustarlo cuando ve su nombre, su imagen o su historia plasmada en la bebida.
Queda poco más de un mes para que termine el reto. Lleva ya más de 300 dibujos y todavía son muchos los que están a la cola. "Tengo lista de espera. Todos quieren que le dedique uno y yo tengo que quedar bien con todo el mundo", asegura, complacido. Así que Ángel tendrá que seguir pintando cafés y alegrando el día a sus paisanos.