Con la llegada de las últimas olas de calor, no es de extrañar que los bañistas de cualquier playa de nuestro litoral queden sorprendidos al encontrar en sus aguas, a escasos metros de la arena, animales que en circunstancias 'normales' no tendrían por qué estar en esos lugares. Es el caso, por ejemplo, de los últimos avistamientos de orcas en la costa de Cádiz o de lo que le ocurrió a un vecino de Marbella que encontró a una tortuga boba desovando en la playa.
Precisamente, son las tortugas bobas las que más preocupan cuando llega el verano porque la curiosidad de turistas y bañistas hace que cuando aparece una, quieran tocarla o devolverla al mar en unas condiciones que no son las más óptimas, "más por el desconocimiento de la población que por hacerlo con maldad".
Así lo explica a Niusdiario Juan Manuel Gavira, técnico del Acuario de Sevilla, que se ha desplazado este miércoles hasta el municipio malagueño de Rincón de la Victoria con el objetivo de "impartir una masterclass" sobre los cuidados que conllevan estos reptiles marinos. Además, también se han desentrañado la biología de estos animales, cómo actuar en el caso de avistar uno de estos ejemplares y cuáles son sus principales amenazas.
"Son especies en peligro de extinción, que están muy en declive, por eso, hay que proteger los nidos. Los bañistas andaluces son los ojos que cuidan de estos animales en el mar, ya que la costa mediterránea es la más importante de anidamiento por la temperatura del agua. Además, de que son muy importantes porque son las grandes depredadoras de medusas", apunta Gavira.
Lo hacen como parte de las actividades divulgativas dentro de la campaña "Aquí salvamos tortugas" impulsada en 2019 por la Fundación Oceanográfic para proteger la fauna marina de nuestros océanos. Una iniciativa de la que desde 2023 forma parte esta localidad malagueña junto a 80 municipios de España más.
"Los participantes han aprendido qué se debe hacer si encuentran una tortuga en peligro, cómo detectar el rastro que deja una tortuga en la playa cuando va a realizar la puesta y cómo con pequeños cambios diarios podemos acabar con sus principales amenazas, ya que es muy importante concienciar a la población sobre la importancia de mantener un protocolo de acción, cada vez son más las tortugas bobas las que vienen a anidar a las playas del Mediterráneo”, ha indicado el concejal de Sostenibilidad Medioambiental, Borja Ortiz.
Desde el Ayuntamiento, se ha instalado también cartelería visible para informar a los residentes y visitantes sobre la presencia de tortugas marinas en las costas del Mediterráneo, para que, en caso de avistamiento, puedan llamar al 112 y activar la red de varamientos.
"Lo primero que debemos hacer si nos encontramos una tortuga varada en la playa es llamar al 112 que, a su vez, informará al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) más cercano, cuyos responsables supervisarán al animal y decidirán si necesita algún tipo de cuidado", cuenta el técnico del Departamento de Acciones Ambientales del Acuario de Sevilla.
Por lo tanto, "no debemos interactuar con la tortuga", porque si ha salido a desovar "el animal se puede asustar, huir y buscar otro sitio para depositar los huevos". En caso de que se encuentre varada en la arena, puede ser que presente heridas infectadas, por lo que no deben tocarse. Tal y como destaca Gavira, "son muy grandes, pueden llegar hasta 120 kilos y pueden trasladarnos sus infecciones".
"Las heridas sin tratamiento pueden llegar a matar al animal, por eso, debe hacerlo un biólogo especializado", subraya el técnico, quien recuerda que cuando una persona salva a una tortuga, tiene la posibilidad de ponerle nombre y participar en su liberación".
En cuanto a las principales amenazas que están acabando con la supervivencia de estos reptiles, se encuentran las artes de pesca, porque quedan atrapadas en las redes y anzuelos; y los choques con barcos y motos acuáticas cuando han subido a respirar. Y, por otro lado, también les afecta la contaminación por plásticos que se comen al confundirlas con medusas y mueren por asfixia.