A primera hora de la mañana, la playa de la Calahonda, en la localidad malagueña de Mijas, estaba casi vacía. Eran las nueve menos cuarto y los primeros en llegar se encontraron con la insólita imagen de un búho real intentando salir del mar. Como podía usaba sus alas para nadar hasta llegar a la orilla.
La imagen la grabó uno de los primeros vecinos en acudir a la playa, que enseguida avisó para que vinieran a rescatarlo. Cuando el equipo de técnicos de Medio Ambiente llegó, el búho ya había alcanzado la arena y se refugiaba bajo la Senda Litoral de ese tramo de la playa. "Estaba exhausto por el esfuerzo", dice Francis Pérez, uno de los técnicos que rescató al animal.
En su primera valoración no se veía mal, solo cansado y empapado. Así que decidieron llamar al Centro de Recuperación Especies Amenazadas de Málaga, donde se encuentra desde el pasado día 11 de julio. "Llegó con todas el plumaje mojado y bajo de peso", explican desde el CREA, "pero su evolución está siendo muy favorable y ahora se encuentra estupendamente".
La temperatura del animal se ha recuperado y ronda ya los 40,1 grados, aunque permanece en observación. El esfuerzo para salir del mar fue tal que el búho perdió músculo y ahora están intentando que coja fuerzas. De momento permanece solo en una muda, una jaula cerrada de cuatro por cuatro metros donde le alimentan los cuidadores. En cuanto sea capaz de cazar presas vivas, compartirá espacio con otras aves.
Aquí convive con el mínimo contacto con las personas. "A las especies silvestres no les conviene impregnarse de lo humano", dicen desde el CREA. Por eso no se le pone nombre, no se trata de saber su edad ni tampoco se identifica su sexo. El único contacto se limita a la curación y el alimento.
Aún así el animal tiene como mínimo un año y, aunque es imposible conocer su sexo sin sexarlo, sí se sabe que las hembras son mayores que los machos en esta especie. El problema es que el búho rescatado tiene un tamaño medio, lo cual no ayuda demasiado; "puede ser una hembra pequeña o un macho grande".
Los búhos reales son habituales en la zona. "Suele haber una pareja por municipio", comentan desde el CREA. Además, son especies sedentarias y muy fieles. Pueden llegar a pasar con la misma pareja hasta 20 años. Se calcula que en la provincia de Málaga hay cerca de 50 parejas de búhos reales.
Según el Ayuntamiento de Málaga, "los búhos reales han experimentado un gran auge poblacional en las últimas décadas siendo actualmente abundantes". Además ocupan todo tipo de hábitats, desde zonas forestales, rocosas, barrancos, montañas y hasta zonas de estepa y semidesérticas.
De momento se desconoce cómo este búho pudo acabar nadando en el mar. Se especula con que durante su vuelo fuera acosado por alguna gaviota, animales muy territoriales, lo que pudo desorientarle y hacerle acabar en el agua. "Las causas de ingresos de búhos son tan elevadas y tan variadas ", comentan en el CREA, "desde traumatismos hasta caídas de nido, problemas con el plumaje o colisión de alambradas".
Sin embargo este búho real, sin nombre, pero con una historia increíble detrás, "en unos días volverá a volar en el cielo de Málaga", comentan desde el CREA. Se suelta cerca de donde se encontró "y el búho vuelve solo a su lugar de origen". Así acabará por fin la aventura del búho que llegó por mar.