Los cálculos del siglo XIII que convirtieron la Alhambra en un refugio climático con "aire acondicionado natural"

En Andalucía el verano se vuelve sofocante, especialmente en las comarcas del interior regional. Pero hay determinados lugares, aparte de las zonas costeras con playas para refrescarse, donde el calor de estos días queda muy suavizado.

Es el caso de uno de los conjuntos monumentales más relevantes y visitados de la comunidad autónoma: la Alhambra de Granada. Su arquitectura sigue sorprendiendo a los técnicos porque permite que sea todo un refugio climático.

Las altas temperaturas que llegan a experimentarse en la ciudad (alcanzando los 40 grados) no son las que los visitantes se encuentran (entre 25 y 29) al entrar en las distintas zonas de los antiguos palacios. Antonio Peral, arquitecto conservador de la Alhambra, nos explica por qué.

En el interior de la Torre de las Infantas encontramos un “buen ejemplo para ver cómo desde aquella arquitectura nazarí ya se buscaba aquí dentro conseguir un confort y una temperatura agradable en estas épocas tan calurosas”.

Algo que se observa también en otras partes del conjunto granadino, con las denominadas “linternas”. “Son techos con unas ventanas en su cuerpo superior, que sobresale del propio tejado. Consigue que el aire caliente circule, ascienda y salga al exterior”, nos describe.

Gracias a este proceso, el espacio habitable del edificio se mantiene fresco: “Es como un aire acondicionado natural”. Además, toda la vegetación que decora el entorno edificado ayuda a “generar sombras”, sobre todo los grandes árboles. “Es fundamental”, señala Peral.

“Muros muy anchos” y los mocárabes

Igualmente recalca la importancia de la disponibilidad de agua, “que refresca el ambiente, da vida a la Alhambra, calma y su rumor es un elemento relajante”. Está presente en fuentes y estanques de los jardines, pero también en algunas estancias de palacios como el de Leone.

A esos factores naturales se le suman “los espesores de los muros” levantados. “Son muy anchos y con su sistema constructivo de tapia se conserva mucho mejor la temperatura interior, tarda más en calentarse”, argumenta.

Nos especifica que pueden medir entre 1,20 y 2,50 metros. Del particular diseño arquitectónico del conjunto monumental destacan los mocárabes. “Son unas figuras geométricas unidas entre sí que crean una cúpula similar a las estalactitas de las cuevas”, compara porque tienen la misma función al crearse transmisiones de aire frío y caliente.

“Huecos pequeños” en ventanas y otros factores influyentes

Por otro lado, la forma de las ventanas también contribuye a evitar que los edificios de la Alhambra se calienten por dentro: “Tener huecos pequeños hace que el calor entre con menor intensidad”.

La orientación de muchas habitaciones “al norte” es otra baza para que mantengan una “comodidad térmica” en verano. Un aspecto que tuvieron en cuenta los que diseñaron la edificación nazarí.

Entre otros factores que influyen en que sea un refugio climático está el “uso de la madera en los tejados”, la altura a la que se encuentra el conjunto monumental o la existencia de patios.

Todos estos elementos unidos “de forma correcta y ordenada” mejoraban la climatización. Peral admite que “eran conscientes de ello” y que utilizaban, en definitiva, “su tecnología” aplicada a la construcción en el siglo XIII-XIV.