Del barrio de las Tres Mil Viviendas de Sevilla a subirse a un escenario como el del madrileño Wizink Center con el mismísimo Alejandro Sanz. Una inolvidable noche la que vivió un grupo de niños y adolescentes a los que atiende la Fundación Alalá.
Fueron invitados por el cantante a subirse con él a las tablas el pasado jueves 29 de junio. Con el artista cantaron y tocaron a la guitarra el ‘Corazón partío’, y bailaron y cantaron bulerías ante la admiración de Sanz; “un sueño hecho realidad”, como expresaba en redes sociales la propia fundación.
“Vivimos un momento que quedará grabado en nuestras almas para siempre. Millones de gracias por abrir tu corazón y permitir que nuestros pequeños formen parte de tu concierto. La magia y el amor traspasaron todas las barreras”, agradecía también.
Antes, Sanz había resumido en una frase la labor de Alalá con ellos: “Se encarga de darles a estos artistas la oportunidad de hacer su vida alrededor de la música”. "Tengo el alma llena de cosas bonitas desde que les he visto ensayar esta noche aquí", añadía.
No es casualidad que de Andalucía hayan salido tantos y tan buenos músicos, bailaores, guitarristas, etcétera. Por eso, desde la fundación utilizan el arte como elemento integrador de personas "en riesgo de exclusión social", cuentan a NIUS.
A través de "proyectos artísticos", dan a los niños de entre 6 y 16 años de los humildes barrios del Polígono Sur de Sevilla un espacio en el que expresarse, motivarse y emprender un camino. Ese de "la transformación" de sus vidas hacia unas mejores.
"Les ofrecemos un itinerario formativo completo hasta que tienen edad para seguir formándose, ya sea por el lado académico o el artístico", explican desde Alalá. Dado que "la mayoría son de la comunidad gitana", recurren al "flamenco".
"Algunos tienen talento para ser artistas", admiten. Por eso, mediante un convenio con la Fundación Cristina Heeren, después pueden seguir creciendo en una escuela especializada y de prestigio como esta.
Realmente la fundación actúa "como enlace, a través de una actividad lúdica," entre unas "familias con dificultades" y los centros en los que pueden desarrollarse sus hijos para poder tener un futuro que gire en torno al arte, el deporte u otra disciplina.
El nombre Alalá, que significa alegría en el lenguaje caló (gitano) precisamente, define el trabajo que desempeña la fundación. Pone el foco en un sentimiento que impulsa el crecimiento personal y la autoestima de los pequeños de cara a un esperanzador futuro.
También desde la educación, trata de fomentar en los menores tanto sus habilidades como las herramientas para que aprendan. En colaboración con colegios y familias, la meta está en prevenir el abandono y el aislamiento, combatiendo así el fracaso escolar.
Como resultado del apoyo constante y la confianza que Alalá deposita en sus jóvenes, algunos se ven beneficiados también con becas para estudiar en la Universidad Loyola Andalucía. Este centro colabora desde 2016 para que puedan cursar grados si cumplen determinados requisitos.
De hecho, recientemente, tres estudiantes del IES Polígono Sur han sido elegidos para recibir la ayuda económica con la que formarse el próximo curso académico. Noemí Moreno entrará en Educación Primaria, Luna Andrade en Infantil y Primaria, y Sara Morejón en Biotecnología.
Hasta la fecha, un total de 20 alumnos del mismo centro sevillano han podido seguir con sus estudios superiores gracias a estas becas. Por otro lado, y como novedad este año, la Fundación Alalá ha becado en solitario a dos estudiantes.
Miranda Plantón (IES San Isidoro) estudiará Derecho y María Luisa Nieto (IES Ramón Carande) cursará el doble grado en Comunicación Audiovisual y Artes Escénicas. Dos ejemplos más de que, con el apoyo adecuado, gente humilde puede alejarse de la complicada vida en el barrio.