Carmen se ha levantado a las 7 de la mañana. A esa hora ha abierto todas sus ventanas para que el poco aire que corre entre en su casa. Las volverá a cerrar a las 12 del mediodía y así estarán hasta mañana. Es el diario contra el calor de una mujer de 78 años que lleva semanas encerrada en su casa de Córdoba y a la que un ventilador le acaba de cambiar el resto del verano.
Es uno de los aparatos de aire que Cruz Roja ha repartido entre la población más vulnerable, sobre todo personas mayores como Carmen, que cobra una pensión de 480 euros. Con ese dinero no se atreve a poner el aire acondicionado que regaló su hija hace un año y que aún está pagando a plazos. "La factura de la luz no podría pagarla", se lamenta.
Carmen ha colocado el ventilador en el salón, la habitación en la que duerme desde que empezó el calor. "El dormitorio es un horno", dice Carmen, así que ha trasladado su cama al sofá donde pasa todo el día. "En la cocina procuro estar lo menos posible porque también hace mucho calor"... y si va es para coger alguna de las cuatro botellas de agua que siempre tiene llenas en la nevera.
A las 12 en punto enciende el ventilador y allí se queda pegado a él. "Si te retiras un poco no te da fresquito y de los dos botones hay que darle al segundo porque el primero ni lo notas", cuenta Carmen que asegura que ha llegado a ser trasladada al Hospital Reina Sofía a causa de ataques de ansiedad por el calor.
De momento, el ventilador ha ayudado a aliviar los últimos días de la ola de calor en casa de Carmen, aunque no termina de fiarse. "Me han dicho que gasta poco", explica a NIUS, pero sigue preocupada por la factura de la luz. "Con el dinero que cobro no puedo arriesgarme". Entre el alquiler, la luz, el agua, la comida y sus gastos, no hay hueco para los imprevistos en su presupuesto.
Como el ventilador de Carmen, la Cruz Roja ha distribuido 300 aparatos de aire a través de su servicio de reparto de comidas para combatir el calor de este verano. Lo hace dentro de un programa para ayudar a mayores en situación de vulnerabilidad, que se encuentran solos o con pensiones muy bajas. Pero esta no es la única actuación que llevan a cabo.
Además, desde la sede de Cruz Roja, realizan llamadas de seguimiento para ver cómo se encuentran y si necesitan algo. También realizan visitas a domicilio, algo que, según María Torralbo, responsable provincial del programa, les genera muchos beneficios a los mayores ya que “algunos es la única visita que reciben”.
El calor no solo aprieta, también aísla... y Carmen lo sabe. Encerrada en su casa pasa los días pegada a un ventilador, que da aire, pero no compañía.