En 2019 Miguel Morilla llegó a La Campana en Sevilla acompañado de su madre, su hermana y dos sobrinos. Venía de su Córdoba natal y de allí se trajo su apodo, el padre Sonrisas, "porque está muy sonriente, incluso dando misa, siempre está de buen humor", dice Reyes Zarapico, catequista de la parroquia de Santa María La Blanca.
En realidad el apodo le viene de su época en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, donde estuvo ejerciendo con Cáritas durante un tiempo. Allí entre sus muchas funciones era el encargado de dar la extremaunción a los enfermos antes de fallecer. "Decían que nadie se iba de este mundo sin que le sonriera el padre Morilla", cuenta Reyes.
Desde que llegó a La Campana y durante cuatro años, Miguel Morilla ha usado esa misma sonrisa para conseguir aumentar el número de asistentes a sus misas y ha creado una red de colaboradores en torno a una parroquia que además ha llevado a las redes sociales. Y todo eso enamorando a un pueblo que ya no quiere estar sin él.
"Desde el primer día vimos que era especial", explica Reyes. Los vecinos le describen como una persona cercana que ha abierto las puertas de la iglesia de par en par, permitiendo una mayor participación de las hermandades del pueblo e incluso invitando al coro rociero de La Campana a cantar dentro de la parroquia, "algo inédito hasta ahora".
"Hasta los entierros eran maravillosos con él", dice Reyes, que asegura que la gente estaba encantada por cómo hablaba durante los funerales, la forma en la que implicaba a la familia y lo que decía del fallecido. "No ha salido nadie de un entierro que no le haya dado las gracias", cuenta a NIUS. "Yo misma estuve presente cuando le dio la extremaunción a mi prima", recuerda Reyes, "estuvo la noche con nosotros, la abrazó, le cogió las manos y mi prima sonrió".
Durante la Semana Santa, el padre Sonrisas no se limitaba a acompañar los pasos, este año incluso ha sido el pregonero y además sale de costalero bajo los pasos de varias hermandades. Tan importante era su participación, que los capataces solían preguntarle a qué hora podía ir a los ensayos para poner un horario que le permitiera estar.
"Le ha dado un vuelco a la Semana Santa y ha conseguido que las hermandades estemos más unidas que nunca", explica Reyes que además pertenece a una de ellas. "Quería que las puertas de la iglesia estuvieran abiertas durante toda la Semana Santa", cuenta a NIUS, sobre todo para los más pequeños de los que aseguraba que eran precisamente el futuro de las hermandades.
Activo dentro y fuera de la iglesia, usaba las redes sociales para conectar con todo el mundo. Durante la pandemia retransmitió las misas y ahora usa su página de Facebook para anunciar distintas celebraciones, compartir mensajes con los vecinos o mostrar las partes menos conocidas de la parroquia. También retransmitía sus famosas caminatas, paseos donde mostraba paisajes de la zona y los acompañaba con reflexiones sobre la fe.
"Hasta los no religiosos le quieren en el pueblo", dice Reyes, "hay de hecho un vecino que dice que es ateo, pero es de los más activos pidiendo que Miguel se quede en La Campana". De los cuatro mil vecinos que tiene este pueblo de Sevilla, más de mil quinientos salieron a la calle hace una semana para intentar impedir el traslado del padre Sonrisas.
Miguel Morilla pasará su último verano en La Campana y sus vecinos le preparan ya una despedida a lo grande para septiembre, cuando se vaya a su nueva parroquia en Gilena. "Haremos una misa especial y luego vamos a fletar autobuses para que todos los vecinos podamos acompañarle a su nuevo destino", dice Reyes... para que siempre se acuerde de ellos el cura que nunca van a olvidar.