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Hace ya varios años que la imagen de un espeso manto de algas cubriendo la arena de alguna playa gaditana es, desgraciadamente, un titular típico del verano. La hemos visto en Tarifa, en Zahara y, este año, le ha tocado a la barbateña Caños de Meca. Concretamente en la del Faro de Trafalgar. Es quizá la recurrente y desagradable estampa estival lo que incrementa el malestar de los vecinos y bañistas que precisamente este fin de semana comienzan a disfrutar a todo pulmón de una de las playas más deseadas de Andalucía.
El Faro de Trafalgar puede presumir de ser uno de los tatuajes más recurrentes de los amantes del mar. Este rincón de los Caños de Meca es lugar de encuentro entre familias de bañistas que prefieren las zonas tranquilas y paradisíacas, y también los amantes del sur y de la fuerza de las olas en el lado opuesto del asentamiento de neveras, carpas y sombrillas. Pues bien, este año el disfrute no podrá ser tan pleno como alcanza la memoria de los apasionados de este paraje natural.
Acaba de comenzar el verano, aún estamos viviendo los coletazos de la primera operación salida de vacaciones y ya nos encontramos con los primeros malestares. Los turistas miran con escepticismo la orilla con la que llevan soñando desde que reservaron sus vacaciones en Caños de Meca. Los vecinos se echan las manos a la cabeza porque los trabajos del Ayuntamiento de Barbato son tan arduos y complejos que la retirada del alga invasora va a un ritmo demasiado lento.
Los equipos de limpieza del Ayuntamiento de Barbate llevan semanas intentando atajar el problema. Los del consistorio gaditano reclaman ayuda a las administraciones competentes porque saben de buena mano, y por la experiencia vivida por otras playas en años anteriores, que esto no se resuelve con la retirada de la especie invasora de las orillas de sus playas.
Desde Verdemar-Ecologistas en Acción llevan ocho años alertando del fuerte impacto socioeconómico que provoca la presencia de este alga en las costas gaditanas, sin obviar el daño irreversible al ecosistema. Y es que a las características naturales únicas de las costas de la Bahía de Cádiz y el Estrecho de Gibraltar se suma las particularidades de una población que sobrevive gracias al turismo y la pesca, precisamente los dos sectores que rompe la invasión asiática.
"Este alga sigue expandiéndose y colonizando el fondo submarino entre 0 y 30 metros de profundidad, desde la Bahía de Algeciras hasta Trafalgar, desde Ceuta hasta Tánger, con una estimación anual de 150.000 toneladas de arribazones. Estos hechos tienen el mismo efecto que una marea negra parecida a la del Prestige", han comparado en más de una ocasión los responsables de la zona de esta organización ecologista.
"Supone una importante quiebra económica para el sector pesquero, turístico y ambiental de primer orden", recuerdan desde Verdemar.
La conocida desde su aparición en las playas del Estrecho como "alga asiática" reza con el nombre científico de "Rugulopteryx okamurae". Se trata de una especie de alga parda originaria del océano Pacífico que habita en las costas de Japón, China y Corea.
En 2015 apareció por primera vez en aguas próximas al Estrecho de Gibraltar comportándose como una especie invasora que daña el ecosistema y que está provocando grandes quebraderos de cabeza a los ayuntamientos afectados por su compleja gestión.
Según reza en la web del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, "se ha impulsado la realización de una estrategia nacional para luchar contra esta especie invasora, teniendo en cuenta la naturaleza e intensidad de los impactos ecológicos y socio económicos que produce sobre los bienes y servicios ecosistémicos del litoral español. Dicha Estrategia contiene directrices de gestión, control y posible erradicación".
Dicha Estrategia está publicada en formato .pdf para que todos los ciudadanos puedan consultar el procedimiento de control de la plaga asiática. En este documento se responsabiliza de las diligencias a varios organismos públicos con el fin de que las tareas se realicen de forma coordinada y coral entre administraciones, fuerzas de seguridad, federaciones y puertos.
Lo cierto es que la imagen que rezan estos videos de este mismo domingo 2 de julio se siguen repitiendo cada verano en las costas gaditanas desde 2015.