En Arroyo del Ojanco (Jaén) han cambiado muchas cosas durante el último siglo, pero no el pan. Desde 1930, aquí se encarga de hacerlo la panadería de la familia de Nacho. "Empezaron los tíos de mi abuelo, aunque tuvieron que dejarlo", cuenta a NIUS, "luego mi abuelo lo retomó y después mis padres".
Cuando la Panadería Almagro llegó a la cuarta generación de Nacho, no era un buen momento para el negocio. Él y su hermano Andrés se dieron cuenta pronto de que vender pan en los pueblos pequeños cada vez era más difícil... Así que Nacho pensó en venderlo fuera, hizo un perfil en Facebook y sin darse cuenta dio con un cliente en el que no había pensado: los emigrantes.
Con poco más de 2.000 habitantes, Arroyo del Ojanco es uno de esos pueblos que ha perdido vecinos con la emigración. Muchos se fueron a Madrid o Barcelona y otros tantos acabaron residiendo en diferentes países de Europa. "Les llevamos el pan de su pueblo allí donde vivan", explica Nacho.
Pero no todo ha sido fácil. "Cuando empecé ni siquiera había hablado con ninguna empresa de mensajería". Tampoco tenía ni idea de cómo empaquetar el pan para enviarlo. "Metía los bollos en cartones de huevos para protegerlos", confiesa a NIUS... y sigue haciéndolo, "es que ahí caben perfectamente".
Su pan recorre miles de kilómetros desde Arroyo del Ojanco hasta países como Holanda, Francia o Alemania, donde María Luisa Cardosa es una clienta fija. "Mis padres emigraron a Cataluña en los años 60 y hace 30 años yo me fui a vivir a Alemania". Allí recibe tres veces al año una caja con todo tipo de productos de la panadería de Nacho. "Me traen recuerdos de mi infancia", explica a NIUS, "por ejemplo de cuando comía de chica en casa de mis abuelos".
Cada caja de Nacho que viaja al extranjero lo hace llena de nostalgia... "En lugar de vender pan, nosotros le vendemos un recuerdo", sentencia Nacho, y cada vez venden más. En poco tiempo esta panadería ha conseguido reunir alrededor de 350 clientes fuera de su pueblo que le hacen pedidos de forma regular.
"No solo compran pan", dice Nacho. También le piden otros productos, como sus roscos de vino y sobre todo sus tortas de manteca. "No es que sea lo que mejor hacemos, pero sí es lo que más le gusta a la gente", confiesa a NIUS. Últimamente están llegándole pedidos desde Galicia y Castellón. "Me sorprende porque allí no hubo emigración de Jaén", dice Nacho... Es el boca a boca que está haciendo crecer su negocio más rápido de lo esperado.
Ahora quiere además ayudar a panaderías de otros pueblos con su estrategia de venta online. "Hay muchas cerrando, sobre todo en pueblos chicos y barrios sin mucho tránsito". A todos ellos quiere descubrirles ese cliente que no busca que le lleven el pan a casa... sino que quiere que el pan les lleve a casa de nuevo.