Ya no hay chuletas, hay ChatGPT: la Universidad de Málaga pide a sus profesores que estén alerta

Hace unos años, esta nueva herramienta de Inteligencia Artificial podría parecernos ciencia ficción. Hoy es una realidad y se llama ChatGPT. Un robot que, en pocos minutos, puede hacerte el resumen de un libro, un trabajo de mates o un tema de 300 o mil palabras. Y todo en un perfecto texto académico que aprueba con nota.

Ya no hay chuletas, hay ChatGPT. Mientras los alumnos están encantados, la comunidad educativa se debate entre la sorpresa y el miedo. ¿Cómo evaluar a unos estudiantes que tienen acceso a este tipo de herramientas que les ahorran tiempo y esfuerzo? La Universidad de Málaga es consciente de esto y ha advertido a sus profesores del posible uso por parte del estudiantado.

En un correo electrónico enviado a sus docentes, al que ha tenido acceso NIUS, les recomienda que se familiaricen con esta inteligencia artificial para que puedan introducirla en sus guías docentes y también que cambien los sistemas de evaluación para que tengan en cuenta su posible uso.

“Os dirigimos este mensaje para informaros sobre las herramientas de inteligencia artificial generativa y el impacto que va a suponer en nuestro trabajo, especialmente en la faceta docente, tanto en el diseño de las asignaturas y metodologías docentes, como en el trabajo en el aula y en la evaluación del estudiantado”, señala la UMA.

La universidad malagueña anima a los profesores a que saquen partido de este robot. “Teniendo en cuenta que su difusión y uso generalizados es ya una realidad, debemos asumir su existencia y contemplarlas como una ayuda a nuestra labor”, señala. “Las herramientas de inteligencia artificial son capaces de producir contenido original a partir de una entrada de datos. Estas herramientas se están utilizando cada vez más en contextos educativos para generar contenido personalizado, mejorar la calidad de la retroalimentación y ayudar en la automatización de tareas”.

Pero también les pide que estén alerta. “Es importante tener en cuenta que el estudiantado tiene también acceso a estas mismas herramientas. Por esta razón, es necesario prestar especial atención al diseño de la evaluación de las asignaturas, en particular en lo referido a las actividades evaluativas asíncronas, así como en los trabajos de fin de grado y máster”, apunta.

Por eso, de cara a la próxima elaboración de las guías docentes, la UMA recomienda que se revisen las actividades formativas, así como los criterios de evaluación asociados. “También podéis usar dichas herramientas para fomentar el desarrollo de habilidades críticas, analíticas y éticas en los y las estudiantes, de forma que aprendan a diferenciar y valorar el contenido producido de forma autónoma de aquel generado por la inteligencia artificial”, insiste.

Una herramienta que ayude, pero no suplante

En este sentido, la catedrática de Periodismo en la Universidad de Málaga, Bella Palomo, reconoce que hay estudiantes que recurren a este recurso. “No entienden que con este tipo de práctica su identidad queda suplantada por una máquina y eso, aparte de un error de carácter ético, refleja muy poca ambición profesional”, lamenta.

Para esta docente, es fácil reconocer un trabajo hecho a golpe de Inteligencia Artificial. “Tiene múltiples errores e incluso desinformación. Cuando lees el contenido, se ve que es superficial que no usa fuentes actuales y no menciona tampoco su origen”, apunta. No obstante, cree que puede ser muy útil como herramienta.

“Debemos abrirnos a esta nueva innovación para entender sus limitaciones pero también sus fortalezas. Un docente debe dejar bien claro cuáles son las líneas rojas que no se deben traspasar pero la automatización puede sernos también de ayuda”, señala. Y esa parece ser la clave, una herramienta que ayude a los alumnos, pero no los suplante.

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