El SOS de unas monjas de Málaga: ofrecen oraciones a cambio de productos de limpieza para los ancianos de su asilo

Oficialmente, la pandemia ha terminado, pero sus consecuencias siguen haciendo estragos en los sectores más vulnerables. Es el caso de las Hermanitas de los Pobres de Málaga. “La covid ha condicionado mucho nuestras salidas para ir a pedir limosna y vivimos de eso”, lamenta a NIUS Sor María Dolores.

Este grupo de religiosas saca adelante un centro de acogida con 62 ancianos pobres o con pocos recursos. Como mucho, tienen una pensión no contributiva y dependen de la solidaridad para pagar al personal que los atiende. Acostumbradas a vivir al día, este martes lanzaban un SOS: “Necesitamos detergente líquido y en polvo, suavizante y papel higiénico”, apunta.

Productos básicos de limpieza e higiene que gastan a diario. “Lo lavamos todo aquí. Son muchas personas y supone un gasto importante”, asegura esta hermana que reconoce la mala racha por la que están pasando.

Gastos de mantenimiento por una serie de averías imprevistas

A la falta de productos básicos se suman una serie de gastos de mantenimiento de “esta gran casa”. Tienen que cambiar los aparatos de aire acondicionado y los cuadros eléctricos. “Están muy antiguos y, el otro día, casi salimos ardiendo”, relata. Una serie de gastos, en poco tiempo, que se les hace difícil de afrontar.

Por eso, piden ayuda “urgente” y confían en la solidaridad que, en más de una ocasión, las ha sacado del apuro. Las personas que quieran colaborar pueden llevar directamente los productos al propio asilo, en la calle Héroe de Sostoa, 1, de Málaga. También dan la posibilidad de realizar un donativo en las cuentas ES80-2103-0282-1000-3084-4673 y ES49-2100-1712-1002-0015-8659 o por Bizum al número de teléfono 01482.

Dependen de ello para seguir cuidando a las personas que tienen a su cargo. A cambio, explica Sor María Dolores, ellas se comprometen a rezar por los que les echen una mano. “Es nuestra manera de dar las gracias a aquellos que nos ayudan”, dice, mirando al cielo y esperanzada en que, una vez más, se haga el milagro.

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