Antas, el pueblo de Almería enganchado al tiro con arco prehistórico: “Es más serio que la petanca”

Cuando Andrés se jubiló hace unos meses decidió que no quería quedarse parado. Necesitaba un entretenimiento más allá de la petanca. Fue entonces cuando se aficionó, nada menos, que al tiro con arco prehistórico. Una disciplina que practicaban en la mismísima Edad del Bronce. “Es mucho más serio que la petanca e implica mayor responsabilidad porque puede ser peligroso”, explica a NIUS.

Andrés le dedica dos días en semana. “Al principio es difícil pero, una vez que te adaptas al arco, le coges el gusto. Es cuestión de tomar referencias para tener puntería”, señala este jubilado que está hecho todo un experto en su manejo, a pesar de tener una discapacidad visual del 33 por ciento. “No soy de los mejores, pero tampoco de los malos”, reconoce.

No es el único en su pueblo, Antas, que se transporta siglos atrás en la historia para hacer ejercicio. Porque en este pequeño municipio almeriense hay toda una escuela de deportes prehistóricos. El origen hay que buscarlo en El Argar, un yacimiento arqueológico que fue epicentro social y político de la cultura argárica hace unos 3.500 años y que se ubica en el propio municipio.

El yacimiento de El Argar, origen de esta afición

“Hace un año se celebró un simposio internacional que reunió a expertos de todo el mundo con la intención de poner en valor el yacimiento. Hubo una exhibición de armas prehistóricas y eso despertó la curiosidad de un grupo de vecinos”, nos cuenta Yolanda Acin, promotora cultural del ayuntamiento y una de las fundadoras de la Asociación cultural Makura que aglutina ya a 30 tiradores, vecinos de Antas.

El 15 y 16 de abril se celebra en el municipio el Campeonato Europeo de Tiro con arco y Propulsor Prehistórico, que acoge a aficionados de varios puntos de España y de países como Francia, Bélgica, Italia o Suiza. Un recorrido de treinta dianas de distinto tamaño que se colocan a distancias que van desde los ocho a los 26 metros.

Una actividad en familia

“Lo bonito de esta actividad es que se suele hacer en familia. Hay muchas parejas o matrimonios con hijos. El que viene a probar, termina enganchándose”, explica Acin. Su hija Paula, a sus 13 años, es ya una perfecta tiradora. Compagina el vóleibol con las armas prehistóricas. “Al principio me costó mucho adaptarme a la forma, pero con esfuerzo se consigue”, nos cuenta. También Isabel Rodríguez, una joven de 22 años, se ha enganchado.

Cada fin de semana, da marcha atrás en el tiempo y pone a prueba su puntería, a golpe de flecha. “Fueron mis padres los que empezaron y cuando probé dije: yo también quiero”, señala. A pesar de que reconoce que nunca había escuchado esta modalidad. “Cuando me hablaron del tiro con arco pensé en el olímpico que tiene hasta una mirilla y no en un palo de madera”, dice, divertida.

Para esta estudiante de Magisterio es una forma de escapar de la influencia de las nuevas tecnologías y conectar con la historia. Reconoce, eso sí, que requiere de mucha práctica. “Las primeras veces no daba en la diana, pero poco a poco te vas picando”, apunta. Lo que más le gusta, dice, es la convivencia entre todos y el compañerismo.

Un mezcla de deporte y cultura, de presente y pasado, que gana cada vez más adeptos en España. En un mundo dominado por lo digital, se redescubre esta práctica ancestral que para muchos es una forma de volver a los orígenes y sentirse, por unas horas, guerrero o cazador de la antigüedad.