Los agricultores aseguran que son “conejos híbridos” del tamaño de gatos los que están destrozando sus campos. En Andalucía, lo que llaman ‘Jurassic Park’ cunícula, afecta a 135 municipios de las provincias de Sevilla, Jaén, Granada y Almería. Sin embargo, expertos que llevan años trabajando en la materia insisten en que los daños en los cultivos están causados por conejos de monte, los de toda la vida. Además no solo se localizan daños en zonas agrícolas, sino también en los taludes de grandes infraestructuras de transporte, como AVE y autovías.
En un estudio elaborado por el equipo de Rafael Villafuerte, del IESA (CSIC), entre 2012 y 2022, del análisis de la genética de más de 70 poblaciones por toda la península -muchas de ellas en zona de daños-, recogiendo muestras de más de 1.700 conejos, “solamente dos salieron que eran híbridos con doméstico”, explica Carlos Rouco, investigador y profesor de Ecología en la Universidad de Sevilla. La mayoría de las muestras arrojaron que eran conejos de monte, originarios de la península ibérica, y presa clave para casi 40 especies de depredadores.
"Por supuesto que existen conejos híbridos con domésticos, ya que además se ven animales con coloraciones de pelaje diferentes a los silvestres en algunas cacerías", señala Rouco, pero el estudio revela que son menos de un 0,2%. El posible origen de estos híbridos puede ser o bien porque alguien haya cruzado domésticos con silvestres para hacer repoblaciones, o a la suelta de mascotas que ya no eran deseadas. No obstante, “las probabilidades de que un conejo que ha sido criado en casa sobreviva en el campo son muy bajas”, asegura el experto.
Este profesor ha dedicado gran parte de su trayectoria profesional a investigar sobre el conejo y mantiene que no existen evidencias de que los conejos híbridos sean más dañinos que el de monte, o que su reproducción sea mayor. “Depende de la alimentación que tengan el que se reproduzcan más o menos, o de que crezcan más o menos, entre otras cosas”, señala.
Los conejos son muy prolíficos por su biología. “En condiciones ideales pueden llegar a tener hasta unas nueve crías por camada durante el clímax del periodo reproductor y se pueden reproducir todos los meses del año, ya que pueden estar gestando durante la lactancia de las crías”, explica Carlos Rouco. Pero este es el conejo de toda la vida. La historia de la evolución de este animal ha estado marcada por dos enfermedades víricas desde los años 40 del siglo pasado, que hicieron descender sus poblaciones hasta llegar a marcarlos como animales en peligro de extinción. “Se cazaban 10 millones de conejos antes de los 90, dos años después pasaron a 4 millones y ahora se cazan unos 6 millones”, relata este experto.
Hay quienes dan por hecho que la sequía hace que se reproduzcan más. “Esto no es verdad, de hecho, uno de los factores que activa la reproducción está directamente relacionado con el acortamiento de las horas de luz, las lluvias otoñales, y en consecuencia, la disponibilidad de los primeros brotes verdes”, señala. Lo que sí se hace más evidente son los daños que generan en periodos de sequía, ya que, al disminuir la productividad del cultivo, los daños se perciben más. Pero esto no quiere decir necesariamente que haya siempre más conejos. Si no tienen comida, la buscan donde sea y, en muchos casos, cuando solo tiene disponibles cultivos, sea cual sea, causan estragos.
“Lo que pensamos es que en las zonas de daños existen unas condiciones que perjudican más a los agricultores porque en estas zonas no hay tantos depredadores, tienen alimentos a su disposición en los cultivos, construyen fácilmente sus madrigueras, no se suele cazar y las enfermedades no afectan tanto como antes”, relata Carlos, aunque cada lugar tiene su peculiaridad, dependiendo de las condiciones de cada hábitat.
Hay medidas que funcionan en algunos puntos y en otros no. “En algunos campos funcionan los vallados pero no se puede vallar todo el país”, dice el experto, apostando por tomar medidas particulares. “No existe una varita mágica, lo que sí hay es una batería de medidas (IA, mecánicas, químicas, biológicas y cinegéticas) que funcionan, pero a la larga”, señala. La técnica con hurones suele ser efectiva, estos cazan dentro de las madrigueras, aunque tiene más sentido hacerlo en otoño que cuando ya está el problema. “Lo más directo y eficiente es la caza, pero se necesitan cazadores que estén muchos días”, asegura. La destrucción de madrigueras (“warrens ripping”) ha sido muy eficiente en Australia, donde el conejo es una auténtica plaga.
También se podrían aplicar medidas preventivas con repelentes, abonos florales, o, incluso, añadir alimentación suplementarias y/o cultivos de contingencia, para que así no destrocen otras zonas ante la falta de comida, fomentar la depredación, etc. En definitiva, la solución pasa por una gestión integrada, con la participación “de todos los actores involucrados, agricultores, cazadores, gestores ambientales y científicos, y entre todos aunar esfuerzos y conocimientos para poder llegar a la solución más eficiente”.